LA MÚSICA Y SU MUNDO

domingo, 29 de octubre de 2017

Concierto No. 2 in Re Menor, Op. 23 de Edward MacDowell

                     
                                                   Concierto Número 2 en Re menor , Op 23

El Concierto en Re menor fue iniciado en el invierno de 1884-1885 y terminado en la primavera de 1885. MacDowell fue el solista cuando Theodore Thomas dirigió el estreno, el 5 de marzo 1889, en Nueva York.
De algún modo  es irónico que Edward MacDowell haya llegado a ser considerado el compositor nor
teamericano más representativo del Siglo XIX. Fue uno de nuestros compositores importantes e influ
yentes, pero su música no suena particularmente norteamericana, sin duda debido a los muchos años que pasó estudiando y componiendo en Europa.
MacDowell dio claras muestras de su talento musical cuando era niño. Recibís clases de piano mien tras crecía en Nueva York, pero antes de que pasara mucho tiempo, sus padres consideraron que era necesario que recibiera una educación europea. Como eran gente de buena p, en Fosición, MacDowell pu
do partir hacia París, acompañado de su madre, a la edad de 16 años. Después de dos años en el Con
servatorio de París, MacDowell se mudó a Alemania para avanzar en sus estudios y la señora Mac
Dowell creyendo que su hijo ya era suficientemente grande para arreglárselas por su cuenta, PartiLó de regreso a Nueva York.
MacDowell tenía 19 años cuando conocío a Franz Liszt. Era uno de los farios participantes jóvenes de un concierto de música de Liszt que se realizó en el Conservatorio Hoch, en Frankfurt. A la edad de 21, MacDowell se convirtió en instructor de piano en el Conservatorio de Darmstadt, pero renun
ció después de un año con el propósito de dedicar más tiempo a la composición. Interpretó para Liszt su primer Concierto para Piano, en Weimar, recibiendo considerable aliento por parte del patriarca de la música alemana. Posteriormente MacDowell dedicó el Primer Concierto a Liszt, quien le ayudó a conseguir que se realizaran presentaciones y publicaciones de sus obras en Europa.
El compositor se casó con Miriam Nevins, en Nueva York, en 1884. La pareja regresó inmediatamen
te a Alemania, residió primero en Feankfurt y luego en Weisbaden. Allí compuso el Segundo Concier
to una obra romántica en la tradición de los conciertos para piano de Liszt. Los MacDowell conocie
ron a varios compositores norteamericanos que estaban estudiando en el extranjero. En 1888 uno de ellos Benjamin Johnson Lang, los convenció para que volvieran a Estados Unidos. El compositor ha
bía vivido en Europa durante doce años-casi la mitad de su vida creativa-Había compuesto mucha mú
sica en forma grande y pequeña, que mostraba la influencia de alemanes tales como Schumann, Lizst,
Wagner y su profesor Raff.
Poco después de regresar a Norteamérica, MacDowell interpretó el nuevo Segundo Concierto en Nue
va York y después en Boston. La pieza recibió una alabanza entusiasta de parte de la prensa, y el di
rector Frank van der Stucken prometió tocarla en un concierto de música norteamericana en París. La reputación de MacDowell creció rápidamente y antes de que pasara mucho tiempo era el compositor
más famoso de Estados Unidos. Vivía en Boston, donde tenía un buen número de alumnos particula
res y donde con frecuencia daba conciertos y componía intensamente.
En 1896 fue invitado a poner en marcha un departamento de música en la Universidad de Columbia
en Nueva York. El comité de investigaciones de la universidad lo consideraba "el genio musical que
había producido Norteamérica" y por eso le ofrecía un puesto en composición, aunque sólo tenía 35 años. Impartió dos cursos de historia de la música, dos cursos de teoría y una clase de composición. Insistía en sostener una práctica rigurosa pero también aconsejaba a sus alumnos de composición que escucharan la música nativa y la incluyeran en sus piezas.
La síncopa, afirmaba, era natural en los norteamericanos. Decía que  el ragtime había influenciado el scherzo del Segundo Concierto, para Piano y que, de haber vivido él más tiempo en Norteamerica, se
guramente hubiera hecho un mayor uso de los ritmos del ragtime. Quizás estas afirmaciones suenen extrañas hoy. Es difícil detectar el menor rastro de ragtime o algún otro tipo de música norteamerica
ma en el concierto que MacDowell compuso en Wesbaden. Además, ahora que conocemos la música auténticamente norteamericana de compositores tales como Ives y Toplin, el comcierto de MacDo
well suena claramente europeo. Sus armonías  y melodías están directamente del romanticismo ale
mán. Era más fácil para MacDowell proclamar el nacionalismo norteamericano que lograrlo. La deç
fensa de MacDowell de las influencias norteamericanas en la música era loable. El compositor com
prendiía que, aunque había una rica herencia musical en Europa Estados Unidos era un país diferen
te con su propia cultura, aunque esta fuera nueva. Predicó uan música indígena, pero fue incapaz de
componerla. Unos pocos años más tarde se molestó por el hecho de que la música de un visitante-An
tonin Dvorák, compositor de la Sinfonía del Nuevo Mundo-fuera presentada al público de Nueva
York como música nacional norteamericana.
MacDowell no pudo reconocer el paralelismo con su carrera anterior, pues cuando él vivía en Europa escribió música que sonaba europea y la interpretó allí.
Aquí en Estados Unidos se nos ha ofrecido un modelo de música nacional "norteamericana" diseñada por un natural de Bohemia, Dvorák antes de que un pueblo pueda encontrar un compositor musical que se haga eco de su genio, debe primero poseer hombres que verdaderamente lo representen-es de
cir, hombres que, siendo parte del pueblo amen al país por sí mismo; hombres que pongan en su mú
sica lo que la nación haya puesto en sus vidas; y en el caso de Estados Unidos necesita sobre todo,tan
to de parte del publico como de parte del escritor, absoluta libertad con respecto a las restricción que sobre nosotros ha impuesto una deferencia casi ilimitada con el pensamiento y el prejuicio europeo.
MacDowell hizo mucho  por la música norteamericana, pero las circunstancias conspiraron para im
pedir que hiciera aun más. Pudo haber influido sobre toda la generción de compositores norteameri
canos desde su cargo en Columbia, pero renunció después de seis años, tras una disputa con Nicolas Murray Butler, el nuevo Presidente de la Universidad. MacDowell se sentía frustrado por la pobre preparación de sus estudiantes y deseaba qsue Columbia obligara a las escuelas secundarias a capaci
tar mejor a sus estudiantes en las artes. Propuso que se engara el ingreso en Columbia de cualquier es
tudiante que estuviera pobremente preparado en artes, sin importar lo lastas que fueran sus califica
ciones. Butler consideró esto una amenaza a los números inscritos.
La controversia fue dada a conocer por los periódicos de Nueva York, para mayor vergüenza de am
bas partes. Después de irse de Columbia, MacDowell se quedó en Nueva York. Fue uno de los funda
dores de la Academia Norteamericana de Artes y Letras e hizo planes para transformar su casa de ve
rano en Peterborough, New Hampshire, en una Colonia para artistas. La Colonia de MacDowell si
gue floreciente en la actualidad, y proporciona a los artistas residencia de varios meses de tiempo li
bre sin distracciones para trabajar. Poco después de su renuncia a la Universidad, el compositor em
pezó a mostrar signos de enfermedad mental. Para el otoño de 1905 había hecho una regresión a un estado infantil. Murió tras años más tarde a la edad de 47 años.
MacDowell es algo así como una paradoja. Compositor enormemente dotado, se distinguió y ganó su reputación escribiendo música europea en Europa. Debido al apoyo de Liszt, pudo regresar a su país convertido en una celebridad. Sus composiciones posteriores fueron todas modiestas y sin embargo en ellas empezó a mostrar ciertos rasgos de una música artística nativa. Creía profundamente en la música indígena norteamericana, aunque no aprobaba completamente el nacionalismo. Finalmente
prohibió, de hecho, la presentación de cualquiera de sus composiciones en los conciertos en los que se interpretara solamente música norteamericana. Creía que la música norteamericana debía tener una identidad y que, una vez que la tuviera, debía elevarse por encima del nacionalismo y ocupar el lugar que por derecho le correspondía, junto a toda la música artística del mundo. Actualmente las creen
cias de MacDowell se han difundido, pero todavía su música es mucho menos conocida de lo que me
rece serlo. Sin embargo sigue siendo fuerte su impacto en la música norteamericana-más por su finan
ciación de la Academia Norteamericana y de la Colonia MacDowell-que por sus composiciones.
De mi libro "Invitación a la Música" de Jonathan Kramer. Foto subida de Internet.



                                




                                                                                   















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