Concierto Número 22 en Mi bemol mayor para Piano y Orquesta, K. 482, Concierto Número 23 en La mayor para Piano y Orquesta,K. 488 y Concierto Número 24 en Do menor para Piano y Orquesta,K. 491.
El Concierto K. 482 fue terminado el 16 de diciembre de 1785 y estrenado en Viena por Mozart el 23 de diciembre. El Concierto en La mayor fue terminado el 2 de marzo de 1786 y estrenado en Viena unas pocas semanas más tarde, durante uno de los conciertos de Cuaresma de Mozart. El Concierto en Do menor fue terminado el 24 de marzo de 7861 y estrenado poco tiempo después por el composi
tor.
En el invierno de 178-1786, Mozart estuvo muy atareado y comprometido en la realización de obras escénicas. Su principal proyecto era Las Bodas de Fígaro. En tres oportunidades restó tiempo a la composición de esta ópera para componer conciertos para piano. Las obras resultantes, lejos de ser ba
gatelas usadas para relajar y distraer sus energías de una obra dramática más agotadora, son verdade
ras obras de arte. Los conciertos en Mi bemol mayor, La mayor y Do menor se encuentran entre los máximos logros de Mozart a pesar del hecho de que cada uno de ellos fue escrito en unas pocas sema
nas mientras continuaba trabajando en Fígaro. ¡Es algo verdaderamente asombroso!
Tanto el Concierto en Mi bemol mayor como el Concierto en La mayor representan el regreso momen
táneo del compositor a un estilo popular. Quizás sintió que en sus conciertos anteriores se había aden
trado demasiado en el romanticismo subjetivo posiblemente percibió que estaba decreciendo el entu
siasmo del público, del cual dependía para su subsistencia.Sin embargo,su regreso a la música escrita
con una inclinación de cabeza hacia el público no fue una concesión artística. El genio de Mozart era
suficientemente amplio como para permitirle componer para gustos específicos. Como lo explica el estudioso de Mozart, Alfred Einstein, hizo una concesión a su público sin sacrificar su propia indivi
dualidad.
En particular, el K. 482 mira hacia atrás a la música temprana y menos compleja de Mozart, especial
mente los dos primeros conciertos para piano, también en Mi bemol, K. 271 y K. 365 para dos pia
nos. El final del K. 482, como el del K. 271, incluye todo un movimiento en sí mismo. Los motivos para el corno del primer movimiento en miniatura contenido en sí mismo. Los motivos para el corno del primer movimiento del K. 482 también recuerdan a su antecesor.
Esta obra es el Concierto para Piano más grande de Mozart; posiblemente también el más largo y, con seguridad, el más completamente orquestado. La orquesta incluye una flauta, dos clarinetes(su primera aparición en un concierto de Mozart), dos fagotes, dos cornos,dos trompetas, timbales y cuer
das. Sabemos desde el principio que el concierto está concebido en gran escala: el tutti orquestal con
tiene una gran riqueza de temas y motivos, la mayoría de los cuales están destinados a desarrollarse detalladamente. Cuando finalmente el piano hace su entrada, es incluso con más material nuevo, que por último da lugar a una nueva manifestación de apertura.
La atmósfera del segundo movimiento es algo muy diferente. Einstein describe la pieza como "Casi una exhibición de tristeza, desesperación y resignación". Este movimiento, extraordinariamente be
llo, intenso, personal y disonante es uno de los logros más memorables de Mozart. Hay música de cuerdas punzante tal como en la apertura de violines con sordina, y hay una deliciosa escritura para vientos, en particular un duo para clarinetes alto y bajo(durante la variación destinada sólo a los vien
tos) y un diálogo entre la flauta y el fagot. Por cierto, esta música no fue concebida primariamente para recoger aplausos. Sin embargo, el primer público comprendió las sublimidades del movimiento y exigió su repetición antes de que el concierto pudiera seguir adelante. Tal procedimiento era acepta
ble en el siglo XVIII, aunque los movimientos de los conciertos de Mozart rara vez suscitaron tal en
tusiasmo.
El final es un rondó con un tema para corno de caza en 6/8. Este movimiento, como sus anteriores, es
tá pintado como un cuadro espacioso. Justamente cuando el movimiento parece estar por terminar, cambia a una nueva tonalidad(La bemol mayor), nueva métrica(3/4) y tiempo (andantino cantabile) para obtener un completo contraste. La música original regresa, con el tema de caza a cargo de los cor
nos en el final.
El estado de ánimo de cada uno de los tres movimientos está estrechamente asociado con su tonali
dad. Quizás a nosotros no nos importe(o al menos a aquellos de nosotros que no tengamos el oído ab
soluto) que el K. 482 esté en Mi bemol mayor o que el K. 488 esté en La mayor. Pero la elección de
tonalidad importaba muchísimo a Mozart. Este tenía el oído absoluto y relacionaba cada tonalidad con una expresión particular. Mi bemol mayor, La mayor y Do menor están ligado cada uno con un estado de ánimo especial en las obras maduras de Mozart. La mayor, por ejemplo, sugiere una cierta belleza tranquila, común a obras tales como el Quinto Concierto para Violín, la Sonata para Piano K. 331, el Concierto para Clarinete, el Quinteto para Clarinete y el Concierto para Piano, K. 488. No es simple coincidencia que dos de estas famosas piezas en La mayor incorporen el clarinete. El sonido de ese instrumento parece haber contribuido al estado de ánimo de La mayor de Mozart. Es significa
tivo, por lo tanto, que el K. 488 omita los habituales oboes, cuya sonoridad quizás haya sido demasia
do estridente para esta pieza en La mayor, en favor de los clarinetes, rara vez utilizados en los con
ciertos para piano de Mozart(el K. 482 también emplea el clarinete en lugar de los oboes: el timbre del clarinete guarda cierta relación tanto con el Mi bemol mayor como con el La mayor).
El movimiento lento del K. 488 en Fa sostenido menor, una tonalidad que no está representada en nin
guna otra parte en los conciertos para piano de Mozart. También este representa un estado de ánimo
particular, que puede describirse como de pasión contenida. El movimiento está coloridamente orques
tado con deliciosos pasajes para los vientos y para las cuerdas en pizzicato. El cierre, con notas altas repetidas en el piano, es particularmente hermoso.
El final vuelve al registro de La mayor aunque con unos pocos restos del mundo de Fa sostenido me
nor. El movimiento es un rondó con muchos temas diferentes. La belleza despreocupada del Concier
to en Mi bemol y la gracia serena del Concierto en La mayor difieren marcadamente de la intensidad trágica de su sucesor en Do menor. Para Mozart, esta tonalidad era sumamente diferente de Mi bemol
mayor y de La mayor. Es interesante notar que el movimiento lento del K. 482 también está en Do me
nor y su estado de ánimo es similar al del K. 491. Aunque este último fue compuesto apenas unas se
manas después del K. 482 y del K. 488, y aunque las tres obras fueron escritas bajo la influencia de Fí
garo, sería difícil imaginar un contraste mayor. El Concierto en Mi bemol mayor es directo y afirma
tivo y el Concierto en La mayor es gentil y reticente, en tanto que el Concierto en Do menor es oscu
ro y meditativo. Como escribiera el musicólogo Einstein, el compositor "evidentemente necesitaba abandonarse a una explosión de emoción oscura, trágica y apasionada". No quedan noticias sobre la reacción del primer público del Concierto en Do menor, pero probablemente tuvo dificultades para asimilar los movimientos exteriores. Obviamente, este concierto no es un ejemplo de la música"so
cial" de Mozart.
El compositor tuvo problemas para componer el K. 491, a pesar del hecho de que lo terminó sólo do
ce días después de haber terminado el Concierto en La mayor. La partitura original contiene numero
sas correcciones, modificaciones y nuevas escrituras, que incluyen hasta cuatro reelaboraciones de al
gunos de los pasajes. Tal indecisión on es característica de Mozart, que a menudo componía toda la obra en su cabeza antes de anotarla en papel, sin necesidad de revisarla. Algunos comentaristas consi
deran este concierto un precursor del romanticismo del siglo XIX. En efecto, manifiesta sus emocio
nes abiertamente en sus temas cromáticos, la adhesión al modo menor incluso en el final, la instru
mentación rica y las explosiones apasionadas. Sin embargo, es más que la anticipación de una estéti
ca posterior. En una concepción completamente romántica. Así como Haydn escribió música román
tica en su periodo Sturm und Drang( literalmente "tormenta y tensión"), en esta ocasión Mozart escri
bió música abiertamente expresiva del lado oscuro de los sentimientos humanos.La mayoría de sus piezas en Do menor( y también la de Sol menor) comparten este clima.No es sorprendente que Bee
thoven, el compositor que más que ningún otro dio expansión al ideal romántico en la música, respe
tara muchísimo este concierto.Lo estudió, lo tocó y le rindió homenaje en su propio Tercer Concier
to, también en Do menor.
El primer movimiento tiene gran riqueza de material temático, pero está dominado por su melodía de la apertura, luna elaboración de un descenso cromático que contiene rastros de la mayoría de las regio
nes armónicas del movimiento. La melodia es decididamente no pianística ly de hecho nunca se la es
cucha sin adornos o completa en el instrumento solista. Este tema es acometido no menos de tres ve
ces por la orquesta antes de la entrada del piano. La estrategia tonal típica de Mozart opera aquí pode
rosamente: la música se niega a abandonar la turbulenta tonalidad madre de Do menor a lo largo de to
da la exposición orquestal. Se va montando una corriente oculta de tensiones mientras esperamos, con creciente impaciencia, la modulación tonal. Por fin el piano hace su entrada tras la larga espera,
pero no con el material melódico principal. Una vez que el piano irrumpe con semicorcheas en rápi
do movimiento, comprendemos que el instrumento solista es un catalizador. Las semicorcheas alejan
la música de la tónica hacia el mundo más luminoso y menos intenso del mayor relativo. Allí queda
mos oyendo varias ideas temáticas nuevas que tratan de disipar el mundo en Do menor. El entusiasmo
se incorpora a la sección de desarrollo,pero inevitablemente la música regresa al tema principal en la
tonalidad original. En la mayoría de los otros conciertos en tonalidad menor, el material que origina la mayor relativa de la exposición regresa en la tonalidad más feliz de la tónica mayor dela recapitula
ción por ello pone a descansar las tensiones principales del movimiento.¡Aquí no! La recapitulación permanece inexorablemente en Do menor.Una vez que termina la cadenza, la coda lleva al movimien
to a un final tranquilo, que no sugiere ni resolución ni distensión.
La insistencia del modo menor del primer movimiento hace que la apertura en modo mayor del movi
miento lento resulte extraordinariamente hermosa. La absoluta simplicidad de este primer tema se agrega a su belleza. El mundo punzante del primer movimiento no va a quedar olvidado, ya que la música regresa a Do menor en el primero de los dos episodios, presentando los vientos de madera.El movimiento posteriormente elude Do menor.
Una melodía vacilante pero de algún modo graciosa en Do menor, que nunca avanza más de cuatro compases sin detenerse, are el último movimiento. Las pausas del tema principal están llenas de mo
dos muy variados en las variaciones de piano, luego con arpegios de fagot, etc. de modo diferente al de la mayoría de los conciertos en modo menor, el final no se traslada al mundo sin complicaciones de la tónica mayor. La música nos tienta dos veces con variaciones casi despreocupadas-una en la ma
yor relativa y la otra en la tónica mayor-pero siempre regresa de sus viajes a la tonalidad madre de Do menor. Y allí termina, con una variación casi de tipo danza, que entra directamente en una coda.
De mi libro "Invitación a la Música" de Jonathan Kramer. Foto subida de Internet.