Sinfonía Número 5 en Si bemol mayor
La Quinta Sinfonía fue iniciada en septiembre y terminada el 3 de octubre de 1816. La única presenta
ción que se hizo de ella, en vida de Schubert, tuvo lugar en otoño de 1816, en Viena, bajo la batuta de Otto Hatwig.
En marcado contraste con respecto a otros compositores vieneses, como Haydn, Mozart y Beethoven, Schubert trabajó prácticamente en la oscuridad. No estaba empleado como músico sino como asisten
te de maestro. Cuando murió era casi desconocido fuera de su círculo de amigos. Sus sinfonías eran interpretadas, cuando lo eran, por la orquesta de aficionados en la que él tocaba la viola. La mayoría de sus sinfonías esperaron durante años después de la Quinta Sinfonía, por ejemplo, fue escuchada só
lo una vez en vida de Schubert; la siguiente presentación se llevó a cabo en Londres, ¡en 1873!
Era importante para el joven compositor. La calidad de interpretación del conjunto era desigual pero probablemente todo lo buena como cabría esperar de un grupo de aficionados. Por tocar en el conjun
to y escuchar lecturas de sus sinfonías tempranas, Schubert aprendió a orquestar. Su sensibilidad a la sonoridad es impresionante. La experiencia práctica fue una maestra excelente.
Aparte de tocar en la orquesta y de componer, a los 19 años Schubert disfrutaba poco de la vida. Le disgustaba su trabajo como maestro, ya que le robaba mucho tiempo a su trabajo de composición. Y él adoraba el reconocimiento profesional, que seguía eludiéndole. A principios de 1816 se presentó como aspirante a su cargo como director de música en un colegio de Laibach, puesto que hubiera en
contrado mucho más afín que trabajar en la escuela de su padre. A pesar de una importante carta de re
comendación de su maestro Antonio Salieri, Schubert no consiguió el puesto. En cambio, le fue otor
gado a un Franz Sokol. Sufrió otra desilusión cuando le fue devuelto un paquete de sus canciones que había sido enviado a Goethe. Había puesto música a algunos de los versos de Goethe de modo inspira
do y original y había esperado que el poeta lo aprobara. La opinión favorable del famoso escritor por cierto hubiera ayudado a Schubert a establecer cierta credibilidad profesional. pero la música fue de
vuelta sin comentarios. No hay ninguna prueba de que Goethe haya mencionado jamás las canciones de Schubert.
Se resignó a seguir siendo lo que era: un maestro mal pagado y un compositor desconocido. Volvió a dedicarse a la composición y produjo , en rápida sucesión, las Sinfonías Cuarta y Quinta.
Así como la Cuarta es un intento de Schubert de asimilar la influencia de Beethoven, la Quinta con
fronta la música de Haydn y de Mozart. La modesta orquesta-sin clarinetes, sin trompetas y sin timba
les-reproduce la de la versión original de la Sinfonía en Sol menor de Mozart. Adecuadamente, el mi
nué en modo menor parece provenir del mismo molde que el de la sinfonía de Mozart(aunque el trío es netamente de Schubert). Eal final gracioso y de buen humor es primo hermano de los últimos mo
vimientos sinfónicos de Haydn y el bello movimiento lento parece estar igualmente en deuda con am
bos compositores.
El musicólogo Mosco Carner ha escrito de modo perspicaz acerca de las influencias clásicas de la Quinta Sinfonía:
Aquí no sólo ha dominado por completo el estilo clásico, sino que, lo que es más importante, ahora fu
siona el idioma tradicional con una notable expresión individual, y el resultado es una obra en la que el ingenio de Haydn, la gracia y el toque ligero de Mozart se combinan en perfecta unión con el flujo feliz de la melodía y la expresión exuberante del compositor. De este modo, la Quinta es la de más éxito y la más representativa de las sinfonías tempranas de Schubert. Fue, en el fondo, su adiós cons
ciente a los dos maestros de su juventud. Pues en la Sexta Sinfonía... Schubert apunta a algo más gran
de y más ambicioso. Foto subida de Internet.
De mi libro "Invitación a la Música" de Jonathan Kramer.
Franz Schubert
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