Sinfonía en Do
La Sinfonía en Do fue iniciada en el otoño de 1938 y terminada en Hollywood, California, el 19 de agosto de 1940. La carátula reza: "Esta sinfonía, compuesta para la Gloria de Dios, está dedicada a la Orquesta Sinfónica de Chicago, en ocasión del Quincuagésimo Aniversario de su existencia". Stravins ky dirigió el estreno en Chicago, el 7 de noviembre de 1940.
Aunque sea difícil de sospechar al escuchar la obra, la Sinfonía en Do fue compuesta en un periodo es
pecialmente difícil para Stravinsky. Empezó su obra en París, durante el otoño de 1938. Tiempo más tar
de recordaba:
Todo el primer movimiento lo escribí allá, en mi apartamento de Rue St Honoré, pero en noviembre in
terrumpí el trabajo para realizar una rápida gira de conciertos por Italia. Sin embargo, cuando llegué a Roma, una llamada de mi hijo mayor desde París me informó que el estado (por la tuberculosis) de (mi
hija) Mika se había agravado súbitamente, y al día siguiente, el 30 de noviembre, cuando yo mismo lla
mé a París desde la estación de ferrocarriles de Turín, recibí la terrible noticia de que había fallecido. No es exagerado decir que durante las semanas siguientes sólo pude continuar con mi propia vida gra
cias al trabajo que estaba haciendo con la Sinfonía en Fo. Pero no traté de superar mi dolor describiendo o dando expresión a ese dolor en la música y en vano intentarán, creo yo, encontrar rastros de este tipo de emoción personal.
Y apenas tres meses más tarde, nuestra casa volvió a convertirse en una morgue. Catherine, mi esposa, falleció el 2 de marzo de 1939. Entonces, porque no podía quedarme entre las cosas que me rodeaban, y
además porque se me había advertido acerca de la gravedad de mi estado, me mudé a Sancellmoz, el sa
natorio donde habían estado mi esposa y Mika y donde mi hija Milena... iba a pasar los seis años si
guientes. Permanecí en esta montaña aburrida y en absoluto mágica durante los cinco meses siguiente, salvo por breves ausencias, una de las cuales fue para asistir al sepelio de mi madre, que falleció el 7 de junio.
Por tercera vez en seis meses escuché el largo servicio de Requiem, caminé por los campos en las afue
ras de París. hasta el cementerio de St Geneviéve, arrojé un puñado de tierra a una tumba abierta. Por tercera vez me salvé, o por lo menos me recuperé, componiendo. El segundo movimiento, iniciado en Sancellmox hacia fines de marzo, quedó terminado allí en agosto. No creo que sus formalidades clási
cas delaten más acerca de mis sentimientos personales de dolor que el primer movimiento...
La conmoción creada por la guerra, aunque no fue trágica ni terrible en mi caso, no obstante constituía
un ambiente difícil para la composición. El tercer movimiento, compuesto en Cambridge, Massachu
setts, y el cuarto movimiento, compuesto en Hollywood, son de un espíritu muy diferente de los dos pri
meros, la mitad europea me temo que la sinfonía esté dividida por medio. Por un lado, el primer movi
miento es el único larago en todo el inventario de mis obras maduras sin un cambio de métrica, en tanto que las irregularidades métricas del tercer movimiento están entre las más extremas entre todas mis com
posiciones.
En el relato precedente, extrañamente parece que el dolor de Stravinsky por la muerte de su hija y la ma
dre fue mayor que el que sintió por el fallecimiento de su esposa. En realidad, para 1939, Catherine Stra
vinsky era su esposa sólo de nombre. Hacia ya más de una década que el compositor tenía una relación amorosa con Vera Bosset. Esta relación no era ningún secreto para Catherine, y ella y Ver en realidad se habían hecho amigas. Vera fue el único verdadero amor en la vida del compositor. Fue su compañera ca
si constante durante cincuenta años. La muerte de Catherine les permitió casarse. Cuando Stravinsky se mudó al sanatorio Aancellmoz, después del deceso de Catherine, Vera se reunió con él allí. Cuando se trasladó definitivamente a Estados Unidos al año siguiente, Vera le siguió al poco tiempo. Se casaron en 1940 en Massachusetts, donde Stravinsky estaba dando clases en Harvard y trabajando en el tercer movimiento de la sinfonía. Ese verano se mudaron a California, que habría de convertirse en el lugar de residencia del compositor, allí terminó la Sinfonía.
El relato de Stravinsky sobre la Sinfonía en Do prosigue de la siguiente forma:
¿Qué puedo decir de una partitura que es tan poco misteriosa y tan fácil de seguir en todos los niveles y en todas sus relaciones? La respuesta es que los críticos (que también deben ganarse la vida) encontra
rán una gran cantidad de nada que decir, llegando a comparaciones artificiales con otra música, luego llamando la atención sobre la severidad del diatonicismo a la vez que rastrean el desarrollo del motivo en el primer movimiento y me acusan de paso, de coherencia(la que me gusta, porque solamente los compositores mediocres son coherentes, así como sólo los realmente buenos son capaces de ser muy malos). También descubrirán mi supuesto uso de un canto y acompañamiento italianizante en el segun
do movimiento, y del fugato n los dos últimos movimientos, y revelarán la existencia de una suite de danzas en el tercer movimiento y de flirteos con el ballet en otros movimientos.
El compositor también podría haber mencionado los solos de vientos en el segundo movimiento, que evocan las sinfonías concertantes del siglo VXIII, y la forma sonata en el movimiento de apertura. Estas referencias a estilos y formas de épocas anteriores son típicas de la música de Stravinsky entre 1930 y 1955, su periodo denominado neoclásico. Las obras neoclásicas en un principio fueron recibidas con burla: parecía que el compositor le estaba dando la espalda a los estilos excitantes, coloridos y de inspiración folclórica de la Consagración de la Primavera y Petrouchka. Su aproximación al pasado era vista como una regresión, un cauteloso retroceso con respecto a su notorio estilo de avanzada. En lugar de la barbarie de la Consagración, los públicos de las décadas de 1920, 30 y 40 oyeron la estudiada sofisticación de obras como la Sinfonía en Do y el Concierto para Violín. En realidad el compositor no estaba retrocediendo. Se había dado cuenta de que el primitivismo de la Consagración y el colorido panorama de Petrouchka eran limitados y que era necesario crecer tomando nuevas direcciones. En va rias de estas piezas más tempranas existen ocasionales reinterpretaciones de la tradición (el vals de Pe trouchka, por ejemplok, es absolutamente neoclásico) en sus últimos años Stravinsky eligió desarrollar extensamente este aspecto de su estilo que hasta ese momento había pasado prácticamente desapercibi do.
La música neoclásica reinterpreta los sonidos, procedimientos y formas de la composición musical del periodo clásico. El neoclasicismo de Stravinsky no es una vuelta al pasado, ni un intento de sugerir la forma en que Haydn, por ejemplo, podría haber escrito en 1940, y tampoco es un pastiche de citas. Es un homenaje a la tradición. La Sinfonía en Do es la visión de Stravinsky sobre las sinfonías de Haydn y Beethoven; no es una imitación sino un comentario personalizado. Es como algunas pinturas de Pica
sso: el sujeto es reconocible, pero en vez de estar representado en forma realista está distorsionado por el filtro de la propia personalidad del artista. Stravinsky, como Picasso, transformó su sujeto al reinter
pretarlo. Una cara de Picasso no se parece a alguna cara que hayamos visto jamás, pero sin embargo es una cara; la Sinfonía en Do no se parece en nada a una obra orquestal de Beethoven, pero sin embargo es una sinfonía clásica. La Sinfonía en Do evoca la era clásica por su título, su orquesta modesta(para las pautas de Stravinsky),la regularidad métrica de sus movimientos exteriores, sus pasajes diatónicos, su utilización de formas tradicionales y sus armonías aparentemente simples. Pero Stravinsky no adopta nada del pasado sin cambiarlo: la orquesta tradicional produce su sonido de carácter único, la métrica regular contiene sus ritmos irregulares típicos, el diatonismo no llega a construir tonalidad, las formas clásicas son utilizadas como moldes abstractos que se llenan con procedimientos no clásicos y las armonías no se relacionan entre sí en la forma típica. Comparando la Sinfonía con el estilo orquestal de fines del siglo XVIII, comprendemos la naturaleza del clasicismo musical; al observar cómo pueden comportarse los elementos tradicionales en formas no tradicionales, aprendemos a escuchar lo que es verdaderamente distintivo acerca de la manera dieciochesca. La Sinfonía en Do es música acerca de otra música.
En la música de épocas anteriores, las armonías progresan hacia otras armonías Por el contrario, los so
nidos de Stravinsky a menudo no progresan sino que más bien permanecen estáticos o simplemente se alternan. Sus sonoridades pueden parecer congeladas en el tiempo en vez de moverse a través del tiem po. De este modo el uso de la forma sonata en el primer movimiento no es orgánico. La forma sonata tradicionalmente se ocupa de oposición de dos fuerzas, representadas no solamente por temas contras tantes sino también por claves diferentes. La conciliación de estas fuerzas es la meta de la forma.
Pero en vez de oposición dramática, la Sinfonía en Do presenta una simple yuxtaposición. Como las ar
monías no progresan, no existe conflicto; porque no están en conflicto, el movimiento esencial de la for
ma sonata- el impulso hacia la recapitulación- está ausente . La recapitulación del material inicial sim
plemente sucede, en lugar de ser la culminación de todo el movimiento.
En un artículo fascinante sobre la sinfonía, B.M Williams escribe:
"Mientras el compositor romántico, como Beethoven, utiliza la forma sonata para comentar emociones personales y públicas y para atrapar al oyente en una continuidad de eventos que cambien rápidamente, ( la música de Stravinsky) está más próxima a las artes verdaderamente estáticas de la escultura y la ar
quitectura que a la música, que es dinámica, cuyas partes están en constante movimiento en el caleidos
copio del cambio". Al congelar las armonías, las melodías y las secciones en lo progresiones estáticas, Stravinsky separó los sonidos y las formas clásicas del significado clásico. Nos permite oír tríadas sim
ples, tríadas diatónicas y formas sonata en estado puro, no al servicio de la progresión tonal. De este mo
do, la Sinfonía en Do es verdaderamente una obra sofisticada. Aunque se le pueda apreciar por sus tona
das atractivas, sus ritmos pegadizos y su orquestación brillante, existe un nivel más profundo. Si la oímos como la opinión idiosincrática de Stravinsky de las sinfonías de Haydn y Beethoven, podemos comprenderla como una anomalía histórica: un contacto directo entre los estilos del siglo XVIII y el siglo XX sub referencia a la continuidad histórica intermedia. Foto subida de Internet.
De mi libro "Invitación a la Música" de Jonathan Kramer
Sinfonía en Do
Igor Stravinsky
Sinfonía en Do