LA MÚSICA Y SU MUNDO

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Sinfonía Número 3 en Re menor de Gustav Mahler


                                                        Sinfonía Número 3 en Re menor

La Tercera Sinfonía fue comenzada el 5 de junio de 1895 y terminada el 6 de agosto de 1896. El segun
do movimiento fue dirigido por primera vez por Artur Nikisch, con la Orquesta Filarmónica de Berlín, el 9 de Noviembre de 1896. Los movimientos II,III y VI fueron interpretados por la Orquesta de la Capi lla Real dirigida por Felix Weihgartner, el 9 de marzo de 1897 en Berlín. Mahler dirigió la primera repre sentación completa en Krefeld, Alemania, el 12 de junio de 1902.
Mahler lidió repetidamente con el problema del significado específico de la Tercera Sinfonía. En sus es bozos y cartas se encuentran frecuentes descripciones de la composición. A menudo cambió de opinión
respecto del significado programático de la obra y del número y orden de los movimientos. Cuando fi
nalmente la sinfonía quedó terminada, Mahler decidió suprimir toda la información programática, inclu
so los títulos descriptivos que había dado a los movimientos individuales. Temía que la pieza pudiera ser malentendida por los oyentes que trataran de escuchar correspondencias entre los gestos musicales y los significados filosóficos. En un sentido el compositor estuvo en lo cierto: el significa
do de la música abstracta siempre es más profundo que las ideas extramusicales. Pero en otro sentido 
fue desafortunado que eligiera ocultar sus intenciones, porque la Tercera Sinfonía-más que la mayoría de las otras piezas-es rica en referencias específicas así como en significado puramente musical. Hay manifestaciones en esta música de una filosofía del hombre y de su relación con la naturaleza, de la re
lación entre el arte y la vida e incluso de la igualdad social de todas las personas. Estas ideas están en la música, no meramente asociadas con ella, de modo que ignorarlas es perder una franja completa de
significado. Mediante la lectura de las cartas y esbozos de Mahler y el estudio de las manifestaciones re  gistradas por sus amigos, podemos reunir las piezas y lograr una imagen razonablemente exacta de lo que  la Tercera Sinfonía significaba para  el compositor.
Que la llame Sinfonía en realidad es incorrecto, pues no sigue la forma usual. El término "Sinfonía" para mí significa crear un mundo con todos los medios técnicos disponibles. El contenido permanente
mente nuevo y cambiante determina su propia forma. En ese sentido, siempre se me debe recordar que creo mis propios medios originales de expresión.
El primer movimiento, "El verano hace su Entrada", debe indicar el contenido humorísticamente subjeti
vo. El verano está concebido como un conquistador que avanza en medio de todo lo que crece y florece, se arrastra y vuela, espera y desea y, finalmente, todo lo que sabemos por instinto(ángeles- campanas-en un sentido trascendente). Por encima de todo el Eterno Amor hila una telaraña de luz como rayos de Sol
que convergen en un único punto ardiente. Es mi obra más personal y rica.
Este primer movimiento absolutamente original, que fue compuesto en el último término, le presentó a Mahler la máxima dificultad. Fue en el que pensó más tiempo, el que le presentó la mayor cantidad de dudas y sobre el que escribió y habló más. Lo consideraba un himno gigantesco a la gloria de todos los aspectos de la creación...( y al milagro de la primavera gracias a la cual todas cosas viven, respiran, flo  recen, cantan y maduran, después de la cual aparecen esos imperfectos seres que han participado de 
este milagro-los hombres.
Este movimiento ya casi no es música, es sólo la voz de la naturaleza: uno se estremece ante este mate
rial inmóvil, sin alma (podría haber llamado a este movimiento "Lo que me Dicen las Rocas"), a partir
del cual, poco a poco, la vida se libera a sí misma y finalmente conquista, desarrollándose y diferencián
dose paso a paso: flores, animales, hombres, ascendiendo hasta llegar al reino del espíritu y el de los án  geles. En la introducción hay una atmósfera abrasada y meditabunda de un mediodía en verano, cuando
toda la vida está suspendida y ni un soplo de viento agita el aire vibrante y flamígero, borracho con la 
luz del Sol. La vida, el joven prisionero de la naturaleza siempre inmóvil e inanimada, grita a la distan
cia y suplica por su libertad, hasta que en el...movimiento que sigue a continuación de la introducción, esta vida se abre paso victoriosamente.
En tiempo de marcha, el primer movimiento nunca deja de avanzar; a medida que se aproxima se tor
na más y más fuerte, reúne fortaleza y crece como una avalancha hasta que su estrépito estalla sobre nuestras cabezas en poderoso regocijo creo que nunca hubiera tenido el coraje de terminar esta tarea gigantesca, si los otros movimientos no hubieran estado terminados.
Cuando uno considera todo lo que sucede en( el movimiento de apertura),parece conciso, ¡aunque, en longitud, iguala a una Sinfonía larga! !Hay tantas fuerzas en acción! Primero el crecimiento secreto de la naturaleza, despertando de su sopor, liberándose de sus cadenas; luego el verano que se aproxima con
sus flores;¡qué vida, esos sonidos innumerables! Luego la batalla contra las fuerzas hostiles...
es un  fresco gigantesco, en contraste con las miniaturas pintadas de los otros movimientos. No se pue
de imaginar el esfuerzo que exige construir un movimiento tan largo, que sostenga y controle todo el  edificio. Y sin embargo necesitaba este fundamento, esta base colosal sobre la cual construir la pirámide
que, en los otros movimientos, va disminuyendo gradualmente, ¡haciéndose cada vez más transparente 
y más delicada!
El segundo movimiento, "Lo que me dicen las Flores de la pradera", simboliza ese momento de la evolu ción en el que la creación todavía no puede hablar una palabra ni emitir un sonido. Es la pieza más des preocupada que haya escrito. Es despreocupada como sólo las flores pueden serlo. Todo revolotea en el
aire con gracia y liviandad, como flores que se inclinan en sus tallos y son acariciadas por el viento. Para mi sorpresa he notado hoy por primera vez que los contrabajos tocan solo pizzicato; no tienen ni 
un solo toque de arco, y no uso ninguna percusión profunda  y fuerte. Los violines, por otra parte, que tienen un solo, tocan motivos animados, alados y sonrientes.
El tercer movimiento" Lo que me Dicen los animales del Bosque", está inspirado en un recuerdo in
fantil de la banda militar de Iglau que tocaba e el Parque de Vlassim de Praga, donde Mahler se sintió
impresionado por la "Sinfonía natural" de los pájaros y de los animales y por los sonidos de un clarín a la distancia.
 El cuarto movimiento, "Lo que me Dice la Noche", es un arreglo para contralto de algunas líneas de "Así Hablaba Zaratustra, de Nietzsche. La palabra "profundo" aparece una y otra vez en el texto y Mahler la ilustra con una nota baja de pedal recurrente. Las frases breves del texto conducen a pausas largas entre las líneas cantadas, contribuyendo así a la sensación de aislamiento implícita en las pala
bras. Hacia el final, en el verso "Pero todas las alegrías quieren eternidad", la música se abre breve
mente a u lirismo maravilloso. 
En el quinto movimiento, "Lo que me Dicen las Campanas de la Mañana", a la contralto se suman coros de mujeres y de muchachos. El Bimm, bamm, bimm, bamm... del coro de los muchachos es el sonido de las campanas. 
El sexto movimiento, "Lo que me Dice el Amor, representa "la cúspide, el nivel más alto desde el cual uno puede mirar el mundo... Casi pude llamar al movimiento "Lo que Dios me Dice"-en el sentido de que sólo Dios puede ser comprendido como amor. Y de este modo mi obra es un poema musical que abarca todas las etapas del desarrollo en orden progresivo. ¡ Comienza con la naturaleza inanimada y se eleva hasta el amor de Dios!".
Mahler dijo una vez que para el movimiento de apertura necesitaba una banda de regimiento que die
ra el efecto rudo y crudo de la llegada de mi camarada marcial". De modo que la orquestación del pri
mer movimiento se inclina fuertemente por los vientos, el bajo y la percusión. Especialmente si consi
deramos el aumento de tamaño de esa parte de la orquesta (ocho cornos, cuatro trompetas, cuatro trom
bones, cinco clarinetes-incluyendo dos clarinetes piccolo, un instrumento rápidamente asociado con las bandas de marcha), comprenderemos que la orquesta, prácticamente contiene una banda militar-La música misma incluye fanfarrias, marchas, flores y cadencias de tambores-no lo que normalmente asociamos con la música sinfónica-. La música de la banda no está simplemente citada; verdadera
mente constituye el material temático básico que se desarrolla de modo completamente sinfónico. El primer movimiento invoca así la marcha y la ordena hacer su entrada en el mundo de la sinfonía. Mah
ler toma lo vernáculo y lo convierte en universal. La Tercera Sinfonía tiende un puente sobre el vacío siempre creciente entre la música popular y la música artística. Las marchas y las fanfarrias represen
tan el mundo dela experiencia cotidiana-particularmente para alguien que vivía en la Viena del fin -de-siècle-. Lejos de permitir que este mundo se mantenga ajeno al mundo del arte elevado, Mahler -un gran populista, a pesar de su posición aristocrática en la sociedad-se negó a aceptar la distinción entre lo vulgar y lo elevado. Ambas son partes de la vida y de ahí que ambas deban ser componentes del arte. La
sinfonía busca así disminuir la distancia entre la vida y el arte.
Richard Strauss, que dirigió la obra, escuchó el primer movimiento" incontables batallones de trabajado
res marchando en una celebración del Primero de Mayo". Las concentraciones políticas del Primero de
Mayo eran organizadas por  los socialdemócratas de Austria, como demostraciones políticas para la cla
se trabajadora. Estas reuniones políticas expresaban la misma filosofía que se encuentra en el primer mo vimiento de Mahler: la igualdad de lo vulgar  de lo sublime, la igualdad de la gente común y de la élite, la igualdad del arte popular y de la cultura elevada. Las marchas interpretadas en las demostraciones anuales del Primero de Mayo eran el mismo tipo de música que infunde la sinfonía. De hecho, la melo    día del corno de la apertura, basada en una canción folclórica, puede haber sido interpretada en esas reu  niones políticas(es interesante considerar que esta melodía también es muy similar al tema principal del final de la Primera Sinfonía de Brahms, a quien Mahler visitaba de tanto en tanto mientras estaba traba jando en su propia Tercera Sinfonía). La sinfonía no es una pintura de un acontecimiento específico (co  mo por ejemplo, una manifestación política), pero su estética igualitaria tiene su origen en las mismas ideas democráticas que fueron expresadas en las reuniones políticas. Es como si, simbólicamente, "los trabajadores marcharan al ritmo  de la música de Mahler, como lo explica William J. McGrath en su fas cinante libro Arte Dionisiaco y Política Populista en Austria.
Si una sinfonía comienza con un collage de 40 minutos de marchas y fanfarrias que presentan una vi
sión sin paralelo del hombre y la naturaleza, ¿qué sigue a partir de allí? La Tercera es una sinfonía evolu tiva, en el sentido de que crece inexorablemente a partir de esta extraordinaria apertura a través de los  cuatro movimientos que intervienen hasta un sereno final. Mahler, al identificar el objetivo de esta evo lución con Dios y el amor, parece estar diciendo que detrás de todas las trivialidades de la vida munda  na (primer movimiento), más allá de las bellezas de la naturaleza (movimientos medios), yace un significado eterno que trasciende todo-y ese significado es el amor. De mi libro "Invitación a la Música" de Jonathan Kramer. Foto subida de Internet.





                                                                      

                                                                         

                                          Sinfonía Número 3 en Re menor de Gustav Mahler





                                    



                                      
                                                                                   
                                                                             Gustav Mahler


                                  
                                                    









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