LA MÚSICA Y SU MUNDO

martes, 13 de abril de 2021

Petrouchka de Igor Stravinsky

                                                                            Petrouchka 

. La Feria del Carnaval. El Truco de Magia.  Danza Rusa.
. La Habitación de Petrouchka.
. La Habitación del Moro. Danza de la Bailarina. Vals de la Bailarina y el Moro. 
. La Feria del Carnaval. Danza de las Nodrizas. Campesino con Oso. Gitanos y un vende
  dor de rastrillos. 
. Danza de los Cocheros Enmascarados. 
. Pelea del Moro y Petrouchka. La Policía y el Juglar. Aparición del Espectro de Petrouchka. 
Petrouchka fue iniciado en agosto de 1910 y terminado en mayo de 1911. Fue estrenado por los Ba
llets Rusos en el Théâtre de Châtelet, en París; la dirección orquestal estuvo a cargo de Pierre Monteux.
Stravinsky revisó la orquestación continuamente desde 1915 hasta 1946; su versión definitiva es cono cida como la "Versión Revisada de 1947".
La compañía de baile de Sergei Diaghilev, los Ballets Rusos, frecuentemente actuaba en París. Durante su segunda temporada en la capital francesa, Diaghilev introdujo un nuevo ballet con música de un com positor ruso desconocido: Igor Stravinsky. El Pájaro de Fuego fue un éxito, y Diaghilev de inmediato hi zo planes para tener nuevos ballets de Stravinsky. El empresario apoyó con entusiasmo las ideas del  compositor con respecto a una danza que describiera los ritos paganos en la Rusia prehistórica. Pero  Stravinsky decidió escribir primero una pieza diferente.
El compositor recuerda, en su Autobiografía:
Antes de encarar la Consagración de la Primavera, que sería una obra larga y difícil, quería refrescarme componiendo una pieza orquestal en la que el piano desempeñara la parte más importante: una parte de Konzertstück. Al componer la música, tenía en mente la clara imagen de un títere, al que súbitamente se le  confiere la vida, exasperando la paciencia de la orquesta con cascadas diabólicas de arpegios. La or
questa a su vez toma represalias con amenazadores estallidos de trompetas. El resultado es un ruido te
rrible que alcanza su clímax y finaliza con el lamentable y quejoso colapso del pobre títere. Después de terminar esta pieza extraña, luché durante horas , mientras caminaba junto al lago de Ginebra, para en
contrar un título que expresara en una palabra el carácter de mi música y, en consecuencia, la personali
dad de esta criatura.
Un día salté de alegría. Había encontrado finalmente mi título: Petrouchka, el héroe inmortal y desdicha
do de todas las ferias de todos los países. Poco después, Diaghilev vino a visitarme en Clarens, donde estaba viviendo. Se sintió enormemente sorprendido cuando en lugar de los bosquejos de La Consagra
ción , le toqué la pieza Petrouchka. Estaba tan encantado con ella que no podía dejarla de lado y se em
peñó en convencerme para que desarrollara el tema de las penurias del títere y las convirtiera en un ba
llet completo.
Diaghilev reunió a muchos de los talentos principales de la época para producir el ballet. La puesta en escena y el decorado estuvieron a cargo de Alexandre Benois, y el coreógrafo fue Mikhail Fokine, Pier
re Monteux fue el director de la orquesta, la escenografía y el vestuario estuvieron a cargo de Anisfeld y, entre los bailarines, se encontraban la Karsavina, Orloff, Cecchetti y Nijinsky. La orquesta encontró que las disonancias eran difíciles de comprender y los bailarines tenían dificultades para contar los rit
mos irregulares, pero la producción tuvo un éxito resonante. A pesar de que anteriormente no estaba fa
miliarizado con la pantomima, Nijinsky estuvo especialmente espectacular en su papel de marioneta. La renombrada actriz Sarah Bernhardt dijo acerca de su personificación de Petrouchka: "Tengo miedo, tengo miedo...porque acabo de ver al más grande actor del mundo."
Después de las triunfales funciones de París, la compañía de los Ballets Rusos hizo una gira por Europa y Estados Unidos, con su producción de Petrouchka. La compañía de ballet necesitaba doce vagones de ferrocarril para transportar la escenografía y el estuario complicados y el extenso personal por el país. La recepción que se dio a la obra en esta gira no siempre fue favorable.
Hoy puede parecer sorprendente que una pieza tan melodiosa como Petrouchka alguna vez haya sido considerada terriblemente disonante y peligrosamente revolucionaria. La disonancia más famosa es el 
"acorde de Petrouchka", una combinación de triadas en Do mayor y Fa mayor sostenido que se oyen pri
mero en los clarinetes justo después de la apertura de la segunda escena. Esta sonoridad estridente, que retorna periódicamente a lo largo de lo que resta del ballet, representa los insultos que dirige Petrouch ka a su público. La reaparición del acorde al final del ballet significa que el espectro de Petrouchka si gue profiriendo estos insultos burlones. 
A pesar de esta disonancia y otras más, y a pesar de los ritmos serrados y tiempos irregulares, Petrouch
ka sigue siendo una de las composiciones más populares del siglo XX. Parte del atractivo de la obra emana de sus melodías fáciles de cantar. Muchas de estas tonadas no se originan en Stravinsky. Se trata de valses austriacos, una canción francesa del music hall, y por lo menos cinco melodías folclóricas ru
sas. Estas citas de música popular deben haber contribuido a que las primeras audiencias que vieron Pe
trouchka asimilaran esta partitura a veces escabrosa, pero la mayoría de estas referencias no son recono
cidas por el público norteamericano de la actualidad. Las tonadas que citó Stravinsky son tan típicas de su propio estilo melódico que la mayoría de los oyentes simplemente supone que las escribió él. 
La puesta en escena original de Petrouchka fue ensamblada por el estudioso de Stravinsky, Eric Walter White:
(Primer cuadro. La Plaza del Almirantazgo, San Petersburgo, durante la década de 1830.) Multitudes de
  gente pasean por la escena: gente común, gente de clase alta, un grupo de borrachos tomados del bra
zo, niños que se apretujan alrededor del tutilimundi, mujeres alrededor de los puestos. Un músico calle
jero aparece con su organillo. Está acompañado por una bailarina. Justo cuando esta empieza a bailar, un hombre con una caja de música y otra bailarina aparecen en el lado opuesto del escenario. Después de actuar simultáneamente durante un lapso breve, los rivales abandonan la pelea y se retiran. De pron
to, el Titiritero aparece tras el telón del teatrito. El telón se abre de par en par para mostrar tres mario
netas en sus pedestales:  Petrouchka, la Bailarina y el Moro. El Titiritero les da vida con el encantamien
to de su flauta y los títeres empiezan a bailar...
(Segundo Cuadro.) La Habitación de Petrouchka. Si bien la magia del Titiritero ha imbuido a tres títeres de sentimientos y emociones humanas, es Petrouchka el que más las siente y las sufre. Amargamente consciente de su fealdad y su apariencia grotesca, se siente como un extraño y está resentido por la for
ma en que depende absolutamente de su amo cruel. Trata de consolarse enamorándose de la bailarina.
Ella lo visita en su habitación y, por un momento, él cree que ha  logrado conquistarla. Pero ella se sien
te atemorizada por sus toscas bufonadas y huye. En su desesperación, Petrouchka maldice al Titiritero y se arroja contra su retrato, pero lo único que consigue es hacer un agujero a través de la pared de cartón de su celda. 
(Tercer cuadro.) La habitación del Moro. El Moro vestido con un traje magnífico, descansa reclinado so
bre un diván, jugando con un coco. Aunque es brutal y estúpido, la Bailarina lo encuentra sumamente atractivo y logra cautivarlo utilizando sus artes femeninas. Su escena amorosa es interrumpida por el arribo súbito de Petruochka, que está furiosamente celoso...
(Cuarto Cuadro.) La Feria. Es de noche y las festividades han llegado a su punto más alto. Un grupo de nodrizas danzan juntas. Un campesino que toca la flauta cruza el escenario conduciendo un oso amaes
trado. Un comerciante borrachín, acompañado por dos gitanos, esparce puñados de billetes entre la mul
titud. Un grupo de cocheros iniciaa una danza y a ellos se unen las nodrizas. Finalmente irrumpe en es
cena una cantidad de enmascarados- incluyendo al diablo, la cabra y el cerdo-mientras luces de bengala destellan desde las bambalinas. 
Petrouchka aparece corriendo desde detrás del telón, perseguido por el Moro, a quien la Bailarina trata de detener. El Moro abate a Petrouchka con su cimitarra...Petrouchka muere, rodeado por la multitud atónita. (En medio de la conmoción, el Moro y la Bailarina han desaparecido.) Van a buscara al Titirite
ro y este les asegura a los mirones que Petrouchka no es más que una marioneta con una cabeza de madera y cuerpo relleno de aserrín. La multitud se dispersa a medida que la noche se hace más oscura, dejando atrás al Titiritero. Pero cuando este empieza a arrastrar la marioneta fuera del escenario, se sor
prende al ver aparecer el espectro de Petrouchka sobre el techo del teatrito, haciéndole muecas y burlas a todos aquellos a quienes el Titiritero ha engañado. 
Hay un significado universal en el personaje de la marioneta, hecha de paja y aserrín y sin embargo con capacidad para amar. Este es para los rusos lo que es Pierrot para los franceses, Punch para los ingleses y Pinocho para los italianos: un ser no del todo real cuya tragedia son sus pasiones muy reales, que lo hacen anhelar una vida humana inalcanzable. El significado del personaje está dilucidado con gran be lleza por el crítico literario Wallace Fowlie:
¡Apenas un títere relleno de aserrín, este héroe moderno! su alma es tan pequeña que casi podríamos de
cir que no tiene alma en absoluto. Los colores brillantes y planos de su traje son las pasiones básicas simples que ha aprendido  de memoria y que tipifica mientras está debajo del maquillaje blanco. Pero su boca es humana en su en su línea torturada y sus ojos en ocasiones tienen la luz de todas las plega
rias y los amores del hombre: Humano en sus convulsiones finales y en su muerte, aparece solamente como una caricatura del hombre en su vida, un payaso alucinado cuyos movimientos bruscos y su ani
mación describen lo cómico de las pasiones. Él es la voluntad de la multitud. Es la proyección chillona de la huida voluntaria de la multitud de la realidad. Es el alma de la multitud cuando no tiene coraje ni heroísmo. Petrouchka es la reminiscencia de lo que era humano.  
Sin embargo, en la marioneta está la pasión de todos los héroes del pasado. Petrouchka está enamorado.
Dentro del aserrín de su torpe cuerpo, hay un átomo de vida que tiene toda la temeridad creciente y toda
la ceguera temblorosa de Antonin y de Otelo... Lo divino en él, que es la fuerza de su amor, golpea con
tra las paredes de aserrín de su cuerpo inerte, así como golpea contra las ficticias paredes de cartón de su celda. Porque no hay grandeza, ni dignidad en este mundo: las tablas que muestra están apenas clava
das entre sí y el hilo que tira del desvaído telón del escenario parece romperse en la función de cada no
che. Integrado, puro, trágico, su amor por la insípida Bailarina domina el espectáculo, disuelve la pintu
ra del maquillaje, libera su espíritu en su danza ante el ideal...
El amor de Petrouchka es el símbolo puro de la tragedia: rápido, poderoso, aplastante. Sus movimientos son tan fútiles como las primeras palabras de Fedra. Al principio de cada función, ya está en los domi
nios de la muerte. Su ritual diario constituye una huida de la vocación por la mímica y el humor hacia una experiencia personal del amor. Allí vive como jamás ha vivido en su oficio de titiritero y allí muere debido a su infidelidad hacia la vida inferior. Foto subida de Internet. 
De mi libro "Invitación a a música" de Jonathan Kramer. 








                                                                  
                                                            Petrouchka de Igor Stravinsky
                                    





                                                                       
                                                                            Igor Stravinsky

















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