Concierto para piano y orquesta Número 5, Emperador-II Opus 73 en Mi bemol
El concierto El Emperador fue compuesto entre los meses de febrero y octubre de 1809. Friedrich Schneider fue el pianista que lo ejecutó en su estreno en Leipzig el 28 de 1811.
Nadie sabe cómo llegó a conocerse el Quinto Concierto para Piano de Beethoven con el nombre de El Emperador . El compositor no lo tituló de ese modo; seguramente que no hubiera elegido honrar al Em perador Napoleón Bonaparte, cuyo ejército ocupó Viena mientras Beethoven estaba componiendo el concierto. Acerca de Napoleón, el compositor dijo: "Es una lástima que yo no comprenda tan bien el arte de la guerra como comprendo el arte de la música. ¡En ese caso, yo le conquistaría a él!"
Los ejércitos de Napoleón invadieron Viena el 12 de mayo de1809. Una semana más tarde tomaron la isla de Lobán, cerca de la ciudad. La batalla de Wagran tuvo lugar el 6 de julio hy, desde entonces hasta que Viena se rindió, el 14 de octubre, continuaron las hostilidades en la ciudad misma y sus alrededo res. La casa donde vivía Beethoven estaba ubicada en medio de la batalla; el ruido y la conmoción con frecuencia no le permitían trabajar en el concierto. En un momento concreto tuvo que buscar refugio en el sótano de su hermano. El compositor describió sus dificultades de la siguiente forma:
"Hemos pasado por grandes penurias. Debo decir que desde el 4 de mayo es bien pco lo que he traído al mundo que guarde relación; apenas un fragmento aquí y allá. Todo el curso de los acontecimientos me ha afectado en cuerpo y alma. Tampoco puedo disfrutar de la vida de campo, que me es tan indispensa
ble...¡Que vida perturbadora y salvaje que me rodea! ¡No hay más que tambores, cañones, hombres y miseria de todo tipo!"
Beethoven se había mostrado ambivalente acerca de Napoleón, durante años. Es bien sabido que origi
nalmente dedicó la Sinfonía Heróica al general francés y que, más tarde, airadamente rompió la página
con la dedicatoria, cuando Bonaparte se autoproclamó emperador. Beethoven se identificaba con ese nombre poderoso y que triunfaba por su propio esfuerzo, pero le repugnaba el deseo de Napoleón de utilizar su fuerza para la destrucción y el beneficio personal. El compositor era lo suficientemente na
cionalista como para odiar a Napoleón por invadir Viena, sin embargo, al mismo tiempo, dirigió una presentación de la Heroica, con la esperanza de que el emperador la tomara como un homenaje .El com
positor consideró la posibilidad de aceptar un puesto bien pagado en la corte del hermano de Bonapar
te, Jerôme que recientemente se había convertido en rey de Westfalia. A pesar de que la mayor parte de la aristocracia de Viena había huido de la ciudad, varios nobles que aun permanecían en ella se reunieron para ofrecerle a Beethoven un horario sustancial para que no acep
tara el cargo en Westfalia. El archiduque Rodolfo, el príncipe Lobkowitz y el príncipe Kinsky sentían que sería una desgracia nacional que Beethoven aceptara un empleo en la corte del enemigo. Los aristó
cratas prepararon un contrato:
"Como está demostrado que solamente una persona que se encuentra libre de preocupaciones, en la ma
yor medida posible, puede dedicarse a una actividad única y crear obras de magnitud que exalten y en
noblezcan el arte, los aquí suscritos han decidido dar al señor Ludwig van Beethoven una posición en la que las necesidades de la vida no le produzcan dificultades ni traben su vigoroso genio." Beethoven estaba encantado. Sentía que sus preocupaciones financieras habían terminado y podía vol
ver a trabajar en el concierto, por lo menos en la medida en que lo permitiera la guerra. Rechazó ls ofer
ta de Westfalia. Pero sus problemas monetarios no habían concluido. Debido a la guerra, se devaluó la moneda austriaca de manera que su renta anual llegó a valer mucho menos que lo que había sido la in
tención de sus protectores. Además, en la postrimerías de la guerra, el príncipe Lobkowitz quebró y lue
go falleció el príncipe Kinsky.
Algunos comentaristas han percibido sugerencias de guerra en el Concierto El Emperador. Alfred Eins
teinnotó la "apoteosis del concepto militar" en lo que Maynard Solomon más tarde llamó" los ritmos guerreros, los motivos victoriosos, las melodías avasallantes y el carácter afirmativo". Einstein atribuyó la enorme popularidad lograda por la obra desde su mismo estreno al gusto del público por la música militar. La audiencia "esperaba un movimiento al compás de 4/4 de carácter 'militar', y reaccionó con evidente placer cuando Beethoven no solamente cumplió sino superó ampliamente sus expectativas".
El concierto se inicia de forma dramática con la ejecución, a cargo de la orquesta, de una serie de acor
des amplios y simples, cada uno de ellos prolongado por amplios arpegios del piano. Después de tres compases vuelve a entrar la orquesta con el tema principal y el piano calla. En lugar de esperar una en
trada dramática del instrumento solista, como en la mayor parte de los conciertos clásicos, esperamos una nueva entrada. El suspenso de esperar el retorno del piano, justo antes de la nueva exposición de los acordes iniciales.
El segundo movimiento alterna la melodía lírica a cargo de la orquesta, con acompañamiento de figura
ciones ejecutadas por el piano. Finalmente, ambos tipos de música se combinan. El movimiento es amortiguado en su totalidad, preparando el dramático cambio de tonalidad hacia el final. Este cambio re
pentino forma la transición hacia el final.
El piano comienza el último movimiento con el tema principal, que contiene irregularidades rítmicas ca
prichosas. Estos ritmos impregnan gran parte del movimiento. Es de especial interés el dúo para piano y timbales justo antes del final.
Es curioso que Beethoven, que tenía 39 años cuando escribió El Emperador, jamás compusiera otro con
cierto, aunque todavía le quedaban 18 años de vida. El otro único intento que realizó fue el Concierto para Piano en Re, inconcluso (que no debe ser confundido con la rara transcripción del Concierto para Violín que realizó para piano y orquesta), del cual se instrumentaron aproximadamente 60 páginas en 1815.
De este modo, El Emperador es la culminación de la obra de Beethoven en un forma que coloca a dos fuerzas, solista y orquesta, en dramática oposición. Jamás terminó otro concierto porque sus obras poste
riores no se basan en la confrontación de opuestos musicales. La forma concierto pasó a ser inadecuada para su estilo. Foto subida de Internet.
De mi libro "Invitación a la Música" de Jonathan Kramer.
Concierto para piano y orquesta Número 5, Emperador-II Opus 73 en Mi bemol de Beethoven
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