Concierto Número 3 en Si menor para Violín y Orquesta, Opus 61
El Tercer Concierto para Violín fue escrito en 1880 y estrenado, el mismo año, por el violinista Pablo
Sarasate, en París.
Como la mayoría de los compositores que escriben conciertos para un instrumento que no dominan, Saint_Saëns apeló a los consejos de un virtuoso. De este modo, muchas de sus obras para violín solis
ta fueron compuestas para el increíble violinista español Pablo Sarasate, y con la ayuda de este. Antes de conocer a Sarasate, Saint-Saëns había escrito un solo concierto para violín, que ahora se conoce como el Segundo(debido al orden de su publicación). Había recibido algún asesoramiento de George
Angustus Polgreen Bridgetower, un violinista que en los años de su juventud había estrenado la Sona
ta Kreutzer de Beethoven. Pero el Segundo Concierto de Saint-Saëns es una obra algo ingenua. Fue recien cuando empezó a trabajar con Sarasate cuando aprendió realmente a escribir música para solos de violín.
Sarasate, cuyo nombre completo era Martín Melitón Sarasate y Navascues, fue un niño prodigio. A la edad de cinco años, oyó a su padre, violinista y director de la banda de la pintoresca ciudad fortaleza de Pamplona, luchando para dominar el dificultoso pasaje del violín. El niño tocó el pasaje impecable
mente en su violín en miniatura. El padre,humillado y sin embargo orgulloso, jamás volvió a tocar el violín. Pero reconoció el talento de su hijo y le envió a estudiar con alguno de los más grandes peda
gogos de violín de Europa.
Sarasate tenía ocho años cuando tocó un concierto con el que ganó una beca para estudiar en Madrid.
Cuatro años más tarde, la reina Isabel le envió al Conservatorio de París para estudiar con Delphin Alard.¡Sarasate se graduó con honores destacado a la edad de 13 años! A los 15 años empezó a hacer giras por Europa.
Sarasate estaba molesto con la música trivial que se veía obligado a tocar. Eran demasiado escasas las piezas de verdadero valor que se habían compuesto para el violín desde la era clásica. Intentó solucio
nar este problema buscando un París famoso que le escribiera un concierto. El primer compositor a quien se acercó fue Saint-Saëns,que ala sazón tenía 24 años.Tiempo más tarde,Saint-Saëns recordaba
su primer encuentro con el virtuoso de 15 años:
"Fresco y joven como la primavera misma, con la vaga sombra de un bigote apenas visible sobre su la
bio superior, ya era un virtuoso afamado. Como si fuera lo más fácil del mundo, había venido sencilla
mente a pedirme que le escribiera un concierto. Halagado y encantado en grado sumo,le prometí que lo haría, y cumplí mi palabra co el (Primer) Concierto en La mayor".
A lo largo de su carrera, Sarasate llegó a convertirse en uno de los más grandes virtuosos de violín del siglo XIX. Se hizo famoso por el brillo de su técnica en entonación perfecta, pureza tonal y ejecución sin esfuerzo. Se convirtió en el primer violinista internacional que hizo grabaciones comerciales y su retrato fue pintado nada menos que por un artista como James Abbott McNeill Whistler.
Saint-Saëns era un virtuoso de otro tipo: era un creador brillante que componía con facilidad. Creó muchas grandes obras,prácticamente en todos los géneros, con aparente facilidad.No es sorprendente
que el compositor y el violinista se llevaran muy bien desde el punto de vista del temperamento, que se convirtieran en buenos amigos y que Saint-Saëns escribiera una cantidad de piezas para Sarasate.
Cuatro años después de conocer a Sarasate, Saint-Saëns compuso la Introducción al Rondó Capricho
so, concebida en un estilo español, especialmente para su amigo.Pronto esta pieza se convirtió en un caballito de batalla del virtuosismo, ya sea ejecutada en su versión original para violín con orquesta o en el arreglo de Georges Bizet,para violín y piano. Sarasate la ejecutó ampliamente, con lo cual dio a conocer el nombre de Saint-Saëns en muchos países. El compositor reconoció: "Al llevar mis compo
siciones por todo el mundo con su arco mágico, Pablo Sarasate me ha prestado el más grande de los servicios."
Diecisiete años más tarde el compositor volvió a escribir para su amigo, esta vez su pieza más sustan
cial para violín y orquesta, el Tercer Concierto. Esta obras, más que cualquier otra de sus siete para
violín y orquesta y las ocho obras de cámara para violín solista,demuestra la brillantez,la sutileza y la comprensión que el compositor aprendió de Sarasate.
Años más tarde, Saint-Saëns recordaba su amistad con el violinista:
"Aquellos que solían venir a mis veladas musicales de otros tiempos no han olvidado la distinción que solía prestarles mi célebre amigo, una distinción tal que durante varios años ningún otro violinis
ta aceptó tocar en mi casa.Todos estaban aterrados ante la idea de ser comparados con él. Él se distin
guía no solamente por su talento sino también por su ingenio y la inagotable gracia de su conversa
ción, que siempre era vivaz y sumamente amena."
El biógrafo de Saint-Saëns,James Harding, pinta deliciosamente al violinista de la siguiente manera:
Igual que Saint-Saëns, era distraído en lo que respecta ax la rutina cotidiana, y era capaz de aceptar to
car en tres conciertos en la misma velada, olvidándose de presentarse en cualquiera de ellos, o era ca
paz también de emprender un viaje a través del mundo sin ningún equipaje. Una vez logró desembara
zarse, en el curso de dos semanas, de 30.000 francos que había dejado en un cajón para beneficio de cualquier persona que acudiera a él en busca de un préstamo. Pero cuando dejaba el cigarrillo que continuamente humeaba entre sus dedos y tocaba el violín, era el amo absoluto en una esfera donde nadie más podía tocarlo.
El hecho de que el Tercer Concierto fuera escrito por un verdadero profesional, que comprendía ca
balmente cuáles eran los sonidos más hermosos que se podían tocar en el violín,salta ala vista en cada
página del primer movimiento. Consideremos, por ejemplo, el apasionado tema de apertura, una melo
día emotiva que explota el registro más bajo del instrumento con gran potencia y expresividad. Des
pués de que el violín sube a su registro alto, Saint-Saëns le exige al solista que toque algunas pisadas dobles y triples, dos o tres notas tocadas simultáneamente.No todas las pisadas múltiples suenan bien en el violín, pero el compositor sabía cuáles transmiten fuerza y sonoridad. Hacia el final del movi
miento, cuando el violín toca rápidas figuras virtuosas, nuevamente percibimos la maestría del com
positor en la creación para violín. El final es verdaderamente espectacular cuando el violín se eleva más y más por encima de la orquesta completa, para llegar finalmente casi hasta los límites superio
res del instrumento.
El segundo movimiento utiliza el violín casi exclusivamente como vehículo de expresión melódica.
Aun cuando toca figuras virtuosas, estas están dentro del contexto de las melodías líricas. El final de este movimiento es especialmente hermoso: el violín en armónicos, duplicado por un solo de clarine
te dos octavas más abajo, toca arpegios con una sonoridad estremecedora, etérea, mientras el oboe re
cuerda la melodía principal del movimiento.
El instrumento solista abre el final con el virtuosismo directo que está ausente del movimiento inter
medio. Después de esta introducción, el violín toca nuevamente el tema,sugiriendo a un violín gitano. El segundo tema, también ejecutado por el solista,exhibe otra faceta del violín: el lirismo melódico.
Hay un coral,seguido por un pasaje en el que el solista acompaña la orquesta nuevamente en forma virtuosa . El concierto finaliza con un floreo que emerge del segundo tema. Foto subida de Internet.
Concierto Número 3 en Si menor para Violín y Orquesta, Opus 61
Camille Saint-Saëns