Ein Heldenleben
Heldenleben, fue comenzada en Munich el 8 de agosto y terminada en Berlín el 27 de diciembre de 1898. Strauss dirigió el estreno el 3 de marzo de 1899 en Frankfurt.
Richard Strauss fue el más famoso y controvertido de los compositores alemanes de fines del siglo XIX. Sus poemas tonales "cacofónicos" enardecían y enfurecían a los auditorios. Los críticos frecuente mente se referían a Strauss en términos peyorativos, no obstante lo cual el público encontraba que su música era extrañamente electrizante. El compositor sabía que era la figura sobre la que más se hablaba en el mundo de la música, y estaba seguro de su propio genio. Para glorificarse a sí mismo y vengarse caricaturizando a sus adversarios, los críticos, compuso Ein Heldenleben("Una Vida de Héroe"), de carácter autobiográfico.
La orgullosa grandiosidad de Heldenleben es evidente en la razón original que tu o el compositor para desear escribirla: competir con la heroica obra de Beethoven, la Sinfonía Eroica ( ambas en la tonalidad de Mi bemol). Strauss creó un héroe imaginario, pero tomó las características, los personajes secundarios y las aventuras de su propia vida. Le dijo al crítico francés Romain Rolland, " No veo por qué no he de componer una sinfonía sobre mí mismo. Considero que soy tan interesante como Napo león o Alejandro. Strauss intentó describir "un ideal general y libre, de gran heroísmo viril..., ese heroís mo que describe la batalla interior de la vida y que aspira, por el esfuerzo y la reunificación a la elevación del alma. "
Ya en 1904 Rolland reconocía que Heldenleben era en realidad un símbolo de decadencia. "La victoria del Héroe lo había hecho consciente de su fuerza: ahora su orgullo no tiene límites. Se exalta a sí mis
mo, incapaz ya de distinguir entre la realidad y sus sueños grandilocuentes, igual que la nación que re
presenta. Hay gérmenes de enfermedad en Alemania: un delirio de arrogancia, una creencia en sí mis mo y desprecio por los demás... Alemania apena se había convertido en una potencia mundial cuando encontró la voz de Nietzche... La música grandiosa de Richard Strauss tiene ahora esa apariencia."
Ein Heldenleben está dividida en seis secciones que corresponden a los esbozos de la forma sonata:
1. El Héroe-primer tema
2. Los adversarios del Héroe( los críticos)-transición
3. La compañera del Héroe( la esposa)- segundo tema
4, Los actos de guerra del Héroe- desarrollo
5. Las obras de paz del Héroe ( y las luchas ante las sostenidas críticas)- recapitulación ( con un episo
dio añadido)
6. El retiro del Héroe del mundo y la culminación de su vida- coda.
El tema del Héroe, que abre la obra, es una melodía larga y amplia en las cuerdas y los cornos. Después de oír esta melodía ascendente varias veces bajo diferentes aspectos, la sección finaliza con una pausa dramática, como si el héroe estuviera esperando el asalto de sus adversarios. Los críticos descritos en la segunda sección parecen mezquinos e insignificantes, especialmente si los comparamos con el altivo te
ma del Héroe. Abundan las figuras en los vientos de madera, intencionadamente desagradables. Los crí
ticos son muchos y todos triviales. Después del estreno de Heldenleben, Strauss le escribió a su padre que los críticos reales " escupen veneno y bilis, principalmente porque al leer mi nota del programa, cre
yeron que podrían verse identificados con los gruñones y antagonistas " retratados en forma verdadera
mente odiosa, y que yo mismo represento al Héroe, lo que sólo es cierto en parte." El tema del Héroe vuelve cuando este se enfrenta a los adversarios. Estos a su vez renuevan su ataque, pero el Héroe esca
pa, justo ene el momento en el que su compañera hace su primera aparición.
Strauss utiliza un solo de violín para la esposa del Héroe. Hay una larga serie de cadenzas, separadas por interludios orquestales, destinadas a poner de manifiesto los muchos aspectos del carácter de la com
pañera. Strauss reconoció que había tenido la intención de retratar a su propia esposa.
Ella es una persona muy compleja, muy femenina, un poco perversa, un poco coqueta, nunca se parece a sí misma. A cada instante es diferente de como era un momento antes. Al principio el héroe la sigue y se mete en el estado de ánimo en el que ella acaba de cantar; ella sigue alejándose. Por fin él le dice: " No, me quedo aquí". El héroe se queda absorto en sus propios pensamientos, en su propio estado de áni
mo. Entonces ella se le acerca. En lo que hace al resto, esta sección prolongada y completamente desa
rrollada sirve como interludio, como un contraste entre los dos estallidos ruidosos de la apertura y de la batalla.
Para terminar, durante esta sección escuchamos música apasionada seguida por un hermoso tema de amor.
Al final de la sección de la compañera se oye un vago eco de la música de los críticos, seguida por una llamada al combate a cargo de tres trompetas fuera de escena. El Héroe se alza en respuesta al mismo. Dentro de la literatura sinfónica la sección de la batalla ha sido, durante mucho tiempo, celebrada por su carácter caótico y grotesco. Intencionadamente Strauss corteja la fealdad. La sección está impregna da por la percusión, por una versión distorsionada de uno de los temas de los críticos en la trompeta, y por fragmentos de otros temas que enfrentan al Héroe y a los críticos en feroz batalla. Los temas de amor sugieren que la compañera es fuente de inspiración para el Héroe. El tema del Héroe finalmente se eleva en señal de victoria.
Las obras de paz del Héroe resultan ser citas de composiciones anteriores de Strauss: Don Juan, Also Sprach Zarathustra, Muerte y Transfiguración, Macbeth, Don Quijote, Till Eulenspiegel, la ópera Gun
tram, y las canciones Befreity Traum durch die Dämmerung. Intercalada con estas citas encontramos la música del Héroe y de su compañera.
La sección final describe con gran belleza la paz del retiro del Héroe.
El egocentrismo de Heldenleben no oculta el hecho de que es un producto de su época. Únicamente un artista hiperromántico como Strauss podía ser tan jactancioso como para exhibirse ante su público en una obra ostentosa de cuarenta minutos, para una orquesta enorme. La glorificación del artista como ge
nio era un concepto romántico, desconocido antes de Beethoven. En las postrimerías del siglo XIX se observó una exageración de la subjetividad artística, que traía consigo la semilla de su propia disolu
ción. Había una cierta decadencia en la vanidad de un compositor como Wagner, que se proclamaba creador de la música del futuro. La egomanía de Wagner se difundió a medida que el romanticismo se excedía de su punto de maduración, y el sucesor de la estética de Wagner. Ein Heldenleben ,una de las últimas obras verdaderamente románticas del último compositor verdaderamente romántico, representa los límites (así como la fuerza) de la subjetividad artística.
El mismo Strauss finalmente se dio cuenta de la decadencia en que había caído el romanticismo. Llegó a desagradarle el Heldenleben, probablemente más por lo que representaba que por lo que era. El com
positor tuvo la certeza de apartarse del lodazal de una estética que se estaba muriendo. Después de un último intento más en materia de autoproclamación, la Sinfonía Doméstica aun más estrepitosa, se vol có al género más objetivo de la ópera.
Heldenleben es un producto de su lugar de origen así como de su época. La egomanía de Strauss es pa ralela a la de Alemania. Lo que a principios del siglo XIX comenzó como una rebelión contra la mode ración clásica, una apelación directa a las emociones, una glorificación del genio y una nueva libertad, llegó a un desenlace innoble en la figura de Hitler. Las artes podían avanzar hasta un cierto punto y no más allá, en el curso de un rumbo tan largo y extraño. Las naciones carecen de la conciencia de sí que tienen los artistas. La cultura romántica alemana no era capaz de reconocer sus excesos, y por lo tanto avanzó hacia una exaltación finalmente distorsionada del ego. Heldenleben raya en los límites del ro
manticismo musical, sin embargo, Strauss sabía que debía darle la espalda a la decadencia que había ex
presado con tanta elocuencia. Al escuchar Heldenleben en la actualidad, oímos no tanto al Héroe auto
biográfico del compositor, sino la inminente muerte de la cultura opulenta.
El romanticismo exagerado de Heldenleben, sus corrientes subterráneas de egomanía, y su cortejo deli
berado de lo grotesco( la música de los críticos) y lo crudo( la batalla) son típicos del romanticismo tar
dío. La música refleja los valores de la Europa de finales del siglo XIX. La estética de la obra es la exa
geración que precede a la muerte de una era. Sin embargo Strauss era un gran compositor y Heldenle
ben es indudablemente una obra hermosa. No es necesario que uno acepte sus premisas para disfrutar de su sonido.
La obra es la manifestación de una filosofía que se había corrompido. Strauss no negó los problemas in
herentes a su cultura, sino que los enfrentó directamente dándoles una expresión musicaal profundamen
te sentida. Luchó con las contradicciones de su época y venció. Por lo tanto Strauss realmente es el hé roe de Ein Heldenleben, en un sentido más real que lo que implica el programa. Si bien Heldenleben es decididamente una pieza de época, como todas las grandes obras de arte, tiene sentido para todas las épocas.
Foto subida de Internet.
De mi libro "Invitación a la Música" de Jonathan Kramer.
Ein Heldenleben, Opus 40 de Richard Strauss
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