LA MÚSICA Y SU MUNDO

sábado, 30 de marzo de 2019

Concierto Número 3 en Do mayor para piano y Orquesta,Opus 26 de Sergei Prokofiev


                               Concierto Número 3 en Do mayor para Piano y Orquesta,Opus 26

El Tercer Concierto fue compuesto en Bretaña durante el verano de 1921, utilizando materiales que databan de 1911. Prokofiev fue el solista cuando Frederick Stock dirigió la Orquesta Sinfónica de Chicago en el estreno que se realizó en esa ciudad, el 16 de diciembre de 1921.
Prokofiev trabajó en el Tercer Concierto para Piano durante un largo periodo. Uno de los temas datade 1911, pero sólo en 1916 se decidió a incluirlo en un concierto para piano. En ese momento es
bozó dos temas para el primer movimiento más un tema y dos variaciones para el segundo. Dejó el trabajo de lado pero volvió a él en 1918. Entonces decidió incorporar parte del material de un cuarte
to para cuerdas diatónico que había descartado. Los dos primeros temas  del final del concierto están originados en el cuarteto.
Mientras trabajaba en esos materiales, Prokofiev decidió abandonar Rusia. Solicitó un visado para vi
sitar Estados Unidos. El comisario soviético para la Educación se quedó atónito al saber que el com
positor deseaba abandonar su tierra natal tan pronto, después de la Revolución Rusa, en un momento
que era aclamado como el comienzo de una nueva era. Pero Prokofiev era apolítico, tan indiferente a los soviets como lo había sido a la aristocracia zarista. El comisario le dijo al compositor;"Usted es un revolucionario en la música, nosotros somo revolucionarios en la vida. Debemos trabajar juntos.Pe
ro no me interpondré en su camino si desea ir a Estados Unidos."
El comisario estaba convencido de que Prokofiev se sentiría desilusionado por la forma de vida en un país capitalista. Estaba equivocado. Después de un viaje plagado de dificultades, que supuso 18 días  consecutivos en un tren abarrotado de gente, con poca comida y servicios sanitarios inadecuados, el compositor se embarcó en un largo viaje a través del Pacífico. Siguió trabajando en el Concierto para Piano durante todo el viaje. Cuando llegó a San Francisco, fue detenido e interrogado durante tres días. Las autoridades sospechaban de cualquier bolchevique. Finalmente, a Prokofiev se le permitió entrar en el país. Fue a Nueva York, porque le habían dicho que cualquier artista que tuviera la espe
ranza de producir un impacto en Estados Unidos debía comenzar en esa ciudad.
Su reputación como músico revolucionario le había precedido. De manera que la prensa de Nueva York se sintió desilusionada con su primera interpretación de una de sus obras más apacibles." El león de los revolucionarios musicales rugió tan gentilmente como la más suave de las palomas. Espe
ramos en vano esas manifestaciones de extremismo musical que lo han hecho tan famoso." Profunda
mente conservadores de Nueva York todavía siguieron discorformes,"Bolchevismo en el arte." El epí
tome de la Rusia atea" "Como una carga de mamuts a través de alguna altiplanicie asiática vasta e in
memorial.""Méndelssohn con notas falsas" Si esto es música, ¡verdaderamente creo que prefiero la agricultura!""La receta para este tipo de composición es tan simple como hervir un huevo. Escriba cualquier cosa que le venga a la cabeza, sin importara que se trate de un lugar común. Luego cambié todos los accidentes, poniendo bemoles en lugar de sostenidos y viceversa y la cosa está lista."
Todavía más descorazonado por la fría recepción que recibió su música orquestal por parte del direc
tor de la Sinfónica de Nueva York, el compositor decidió probar suerte en Chicago. Allí le fue mejor.
Frederick Stock dirigió la Sinfónica de Chicago en la ejecución de su Suite Escítica, que fue ovaciona
da por el público. Pero las críticas fueron tan duras como en Nueva York;"Un materialismo, tan des
piadado como el bolchevismo." "La bandera roja de la anarquía musical ondeó tempestuosamente
ayer sobre la antigua Sala de la Orquesta, mientras las melodías bolcheviques flotaban sobre las olas de un mar de sonidos en una cacofonía que cortaba el aliento."
Debido a su éxito popular y al apoyo de Stock, Prokofiev  recibió el encargo de escribir una ópera pa
ra Chicago. Para trabajar regresó a Nueva York, donde terminó El amor por Tres Naranjas en el mes de octubre de 1919. Pero su música seguía teniendo poco éxito en los Estados Unidos. Más tarde re
cordaba:
Mientras  deambulaba sin rumbo por el enorme parque ubicado en el centro de Nueva York, mirando los rascacielos que lo dominan, pensé con la fría furia en todas las maravillosas orquestas de Nortea
mérica a las que no les importaba mi música y que no la tocarían. Pensé en los críticos repitiendo incansablemente la antigua perogrullada de "Qué gran compositor es Beethoven!"y reaccionando vio
lentamente ante cualquier cosa que fuera nueva en lo más mínimo. Pensé en los empresarios que orga
nizaban largas giras para pianistas que tocaban los mismos viejos programas con sus caballitos de ba
talla cincuenta veces seguidas. He venido aquí demasiado pronto. . El "niño"(Norteamérica)  no tiene la edad suficiente como para apreciar la música nueva.
Prokofiev regresó a Europa para pasar el verano.
En el otoño, volvío a Chicago rejuvenecido. Tenía grandes esperanzas con respecto al estreno de El Amor Por Tres Naranjas, en especial teniendo en cuenta las enormes sumas de dinero que se habían invertido en la producción. Pero la representación sufrió repetidas demoras, en parte porque Proko
fiev exigió una compensación monetaria adicional (y amenazó con entablar una demanda para conse
guirla). Para cuando quedó dirimida la disputa, ya era demasiado tarde para montar la ópera. Proko
fiev fue a pasar el invierno a California. Mary Garden, que había cantado en el estreno de Pelleás et Melisande de Debussy, fue designada directora  de la Ópera de Chicago. Defensora acérrima de la música nueva, insistió en que se cumpliera el contrato que la Ópera tenía con Prokofiev. El Amor por las Tres Naranjas iba a ser puesta escena en la temporada siguiente. Satisfecho con la noticia, Proko
fiev regresó a Europa durante el verano. A sugerencia del poeta ruso Constantine Balmont, se instaló en Bretaña. Allí, finalmente, llegó a completar el Concierto para Piano en el que había estado pensan
do a lo largo de muchos meses pasados en Estados Unidos. Ya había compuesto casi todo el material temático. Sólo tuvo que proporcionar el tercer tema para el final y el tema secundario del primer mo
vimiento. Luego armó el concierto a partir de los materiales que había estado reuniendo. Cuando re
gresó a Chicago el verano siguiente, llevaba consigo la partitura terminada. Stock estuvo de acuerdo en dirigirlo con la Sinfónica de Chicago. Prokofiev fue el solista.
El estreno fue un éxito aplastante. La razón quizás haya tenido más que ver con la notoriedad que rodeaba el próximo estreno de la Ópera que con los méritos del concierto. El público de Chicago esta
ba ansioso de ver al hombre cuya ópera debía estrenarse dos semanas después.  Los habitantes de Chi
cago estaban fascinados con Prokofiev debido a su negativa, ampliamente difundida por la prensa dos años atrás, a aceptar el apoyo"generoso" del capitalismo norteamericano. Según el Musical Courier.
Florida y California (estados productores de naranjas) están embarcados en una lucha para obtener los derechos exclusivos del programa para publicitar sus respectivas marcas favoritas. Los producto
res de las naranjas Sukist de California ofrecen suministrar gratis la suculenta fruta a los cantantes, mientras que el inventor de la naranja jugosa de Florida está dispuesto a regalar una a cada uno de los asistentes a cada velada en la Ópera de Chicago, si la administración le permite instalar un stand de las jugosas de Florida en la entrada, poner en él un cartel:" Esta marca suculenta y saludable, inspiró a Prokofiev y el compositor las utiliza con exclusividad en esta ópera y en su casa."
Como el compositor se había negado a permitir que su música sirviera para publicitar las naranjas, se hizo famoso como el hombre que había desechado una oferta lucrativa para promocionar su costosa ópera. De manera que cuando subió al escenario para tocar su Tercer Concierto para Piano, se encon
tró al público que había venido a ver y a oír al hombre que  estaba dispuesto a gastar el dinero de la Ópera pero no a ayudarla a ganarlo.
Exaltado por el éxito del concierto, Prokofiev lo tocó en Nueva York cinco semanas más tarde. Allí el público no estaba especialmente interesado en la Ópera de Chicago ni en la enorme cantidad de dine
ro que se había invertido en su producción ni en los planes publicitarios de los productores de naran
jas. Lo que veían era a un joven compositor que se había atrevido a presentar su concierto( y su ópe
ra) en una ciudad rival. La presentación estaba condenada al fracaso. El compositor anotó:"En Chica
go hubo menos comprensión que apoyo; en Nueva York, ni uno ni otro."
La ópera siguió la suerte del concierto. El Amor por Tres Naranjas fue un triunfo en Chicago pero un desastre cuando, seis semanas después, la producción se trasladó a Nueva York. El compositor escri
bió lo siguiente acerca de las críticas mordaces:" Sentí como si hubieran echado sobre mí una jauría de sabuesos y estos estuvieran destrozándome en pedazos. Aunque la ópera no haya sido particular
mente bien comprendida en Chicago, por lo menos se trataba de su propia producción y la perdona
ron. Pero Nueva York no estaba dispuesta a perdonar a nadie ni a nada. En efecto, dijeron: "¿Así que has tenido el descaro de mostrarnos algo que a nosotros no se nos había ocurrido producir?Pues bien,
¡esto es lo que pensamos de este asunto!"
Prokofiev había pasado la mayor parte de los últimos cuatro años en Estados Unidos. Desalentado,re
gresó a Europa en marzo de 1922. "Me quedé con mil dólares en el bolsillo, un fuerte dolor de cabeza y un abrumador deseo de escapara a algún lugar tranquilo donde pudiera trabajar en paz."
En términos exclusivamente musicales, es difícil comprender por qué el Tercer Concierto para Piano pudo haber provocado reacciones tan desfavorables. Se trata de una pieza deliciosa y de fácil acceso que se ha convertido posteriormente en una de las partituras más populares de Prokofiev. Sus ritmos son encantadores, sus melodías atractivas y su orquestación, deliciosa.
Quizá la característica más sorprendente del concierto es su variedad, subrayada por repentinos sal
tos de un estado de ánimo a otro. El andante lírico introductori, por ejemplo,apenas ha empezado a desarrollarse cuando es cortado por un allegro, dominado por un tema travieso en el piano. La transi
ción pesadamente rítmica al segundo tema es típica del cariz temerario de Prokofiev, pero el tema en sí es absolutamente lírico. La breve introducción se amplía al recapitularlo, tal como sucede con la  transición al tema principal.
El segundo movimiento es un conjunto de variaciones, cada una de las cuales tiene un carácter dife
rente así como un tiempo diferente. La mayoría de las variaciones están separadas por una progre
sión diferenciada de acordes, que se escucha primero en los vientos justo antes de que el piano haga su entrada. La primera variación es para el piano solista, con flauta y clarinete haciendo aparecer el tema al final. La segunda variación es de tipo scherzo y la tercera es un Allegro moderato. Prokofiev
marcó la cuarta variación meditativo. La quinta es otro allegro. El movimiento se cierra con una nue
va exposición variada del tema, en los vientos acompañados por el piano.
Así como el movimiento intermedio es lento con interludios rápidos, el final es rápido con interpola
ciones lentas. Un pasaje lento en los vientos presenta un tema nuevo de belleza considerable. El tema
proporcionado al comienzo es especialmente encantador, porque parece incapaz de decidir dónde se habrán de producir sus compases acentuados. La conclusión está brillantemente orquestada. Foto su
bida de Internet.
De mi libro "Invitación a la Música" de Jonathan Kramer.





                                                                           






                                                                         

                                                                         Sergei Prokofiev

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