Sinfonía Número 40 en Sol menor, K.550
Esta sinfonía es otra de las que está en mi gran lista de músicas favoritas. Además es super conocida. Me encantaaa.
La Sinfonía en Sol menor, compuesta en unas pocas semanas, fue terminada el 25 de julio de 1788. El estreno probablemente tuvo lugar el 16 de abril de 1791 en Viena, bajo la dirección de Antonio Salieri.
Las últimas tres sinfonías de Mozart fueron compuestas sen el sorprendente corto periodo de dos me
ses. 1788 fue un año productivo para el compositor, pero incluso así la composición de tres sinfonías de grandes proporciones durante los meses de verano fue algo extraordinario.
Un cierto misterio rodea la creación de esta música. Era inhabitual en Mozart escribir piezas orquestales durante el verano, ya que no era probable que se programaran interpretaciones fuera de la temporada normal de conciertos. Además, el compositor no recibió ningún encargo ni ningún pago por estas obras, y por lo menos dos de ellas nunca fueron interpretadas durante su vida. ¿Por qué, entonces, las escribió? Algunos quieren creer que estas obras tienen su propia justificación, que Mo
zart tenía una necesidad interna tan intensa de expresarse que no pudo esperar la llegada de un conve
niente encargo. Esta noción romántica quizás concuerde con la naturaleza apasionada de la música, pero es ajena al carácter del compositor. Él era un artesano que trataba, aunque infructuosamente, de vivir de sus composiciones, No podía permitirse el lujo del arte por el arte mismo, por apasionado que fuera su deseo de autoexpresarse.
Una explicación más probable es que Mozart escribió la sinfonía para conciertos programados para el
invierno siguiente, que nunca se concretaron. Su espíritu ptráctico queda demostrado por el hecho de que, una vez que finalmente se presentó la oportunidad de realizar juna interpretación tres años más tarde, rápidamente volvió a orquestar la Sinfonía en Sol menor(agregando clarinetes y revisando las correspondientes partes del oboe) y permitió que la tocara una orquesta cuatro veces mayor que el ta
maño al que estaba destinada. Muy bien puede ser, como dice el estudioso de Mozart , Alfred Eins
tein, que sea simbólica "la posición de la historia de la música y del empeño humano" de las tres últi
mas sinfonías, que no representan "ninguna ocasión, ningún propósito inmediato, sino una súplica a la eternidad", Sin embargo, esta aparente pureza de concepción no fue nada más que una coinciden
cia, Creer lo contrario es permitir que nuestra comprensión de la identidad artística de Mozarrt sea te
ñida por valores románticos de una época posterior.
La tendencia a considerar la Sinfonía en Sol menor, en particular, en términos románticos, ha sido de
senfrenada. La obra ha sido objeto de las críticas más emocionales y extravagantes a todo lo largo de sus doscientos años de existencia. Que las críticas hayan oído muchos significados diferentes en esta
música refleja más la propia personalidad de cada una de ellas que la de la música, pero es sin embar
go fascinantes contrastar estas interpretaciones. ¿ La Sinfonía en Sol menor es trágic o cómica, depri
mida o animada, apasionada o graciosa?
Otto Jahn la llamó " una sinfonía de dolor y lamento"(1856), en tanto C. Palmer la denominó "nada, excepto alegría y animación"(1865). Alexandre Dimitrivich Oulibicheff (1843)escribió acerca del fi
nal:"Dudo de que la música contenga algo más profundamente incisivo, más cruelmente apasionado",
en tanto que A. F. Dickinson (1927) creía que "el brío de este movimiento es tremendo. Es... el mejor tónico posible para el espíritu desanimado." Georges de Saint Foix escribió en 1932 sobre la "febril precipitación, la intensa agudeza y la energía concentrada", en tanto Donald Francis Tovey escribió al
rededor de la misma época sobre los ritmos y los idiomas de la comedia". Robert Dearling la llamó
"una singularmente conmovedora expresión de pena", en tanto que H. Hirschbach la consideró "una pieza de música común y apacible".En tanto el estudioso Alfred Einstein encontró la sinfonía"fatalis
ta" y Pitts Sanborn la consideró tocada por "una inefable tristeza", los compositores parecen haber te
nido opiniones más felices. Berlioz observaba "su gracia, delicadeza, encanto melódico y belleza de hechura"; Schumann encontró en ella "ligereza y gracia griegas; Wagner la consideró"exuberante con arrebato".
¿Qué vamos a hacer con esta extraordinaria variedad de opiniones? Estos desacuerdos parecerían indi
car una obra rica en significados tan abstractos y tan velados que se presentan de modo diferente a di
ferentes oyentes. Más interesantes quizás son las ramificaciones para la interpretación, ya que tocar la sinfonía necesariamente implica interpretarla. Algunos directores quizás elijan favorecer las cuali
dades apasionadas y otros, las graciosas. No hay una respuesta correcta, ni un único mejor modo de interpretarla.
Un aspecto interesante de la interpretación de la Sinfonía en Sol menor es la elección de tiempos. El primer movimiento es molto allegro(muy rápidox) en tanto que el final es allegro assai(muy rápido). Estas marcaciones parecerían sugerir que el último movimiento es más lento, sin embargo la mayoría
de los directores hacen lo opuesto. Una de las razones por las que el público continúa encontrando la Sinfonía en Sol menor significativa después de miles de ejecuciones es que la obra puede ser interpre
tada y, por lo tanto, comprendida, de muchas maneras diferentes.
Nada se sabe de la reacción de la audiencia a la Sinfonía en Sol menor en el momento de su estreno en 1791, cuando Antonio Salieri dirigió una orquesta de 180 músicos . Incluso, no está definitivamen
te confirmado que esa presentación haya tenido lugar. Si ocurrió, los oyentes probablemente deben ha
ber quedado perplejos cuando escucharon esta música. Mozart, aunque tratando de escribir música es
pecíficamente para el público, en sus últimas obras se vio inexorablemente arrastrado hacia compleji
dades y emociones profundas que a menudo confundieron a sus oyebntes. Gran parte de la Sinfonía en Sol menor carece de precedentes y en realidad no parece haber sido calculada para gustar inmedia
tamente. La apertura suave, por ejemplo, es extremadamente rara para una sinfonía clásica sin intro
ducción lenta. La insistencia penetrante, en el primer movimiento, de las figuras motívicas breves en lugara de las melodías acabadas contribuye a la intensidad de la obra, un rasgo que con seguridad de
be haber hecho difícil oírla a fines del siglo XVIII. El biógrafo de Mozart Hugh Ottaway conjetura que los oyentes contemporáneos deben de haber encontrado verdaderamente desagradable la mayor parte de la sinfonía.
Lo que de esta pieza realmente no tenía precedente en 1788, lo que seguramente debe haber sido incomprensible para los oyentes en 1791, se refiere a sus muchos niveles de sutileza. La música espe
cial-se la rotule intensa o exuberante o lo que sea-está creada por la cantidad casi excesiva de tiempo que se pasa en la modalidad menor, y por cierto cambios poderosamente abruptos del área tonal. Tres
de los cuatro movimientos están en Sol menor. Un procedimiento más típico en la era clásica hubiera
sido moldear los últimos movimientos en mayor, posiblemente para sugerir una progresión de la ten
sión hacia la resolución. Incluso dentro del primer movimiento la música revolotea alrededor del Sol
menor más de lo que cabría esperar. El segundo tema lírico(con vientos y cuerdas que se alternan en
tre sí), moldeado primero en Si bemol mayor, regresa en la recapitulación no en el esperado Sol ma
yor sino, con agudeza sorprendente, en Sol menor.
Esta insistencia en la tónica está compensada por ciertos cambios dramáticamente repentinos a áreas distantes. Al comienzo de la sección de desarrollo, por ejemplo, la música se traslada rápidamente a la tonalidad distante de Fa sostenido menor, y de allí comienza el inexorable(e intensamente contra
puntístico) viaje de vuelta a la tónica. (Esta intensidad del contrapunto, de paso, regresa vigorosamen
te en e, que el minué, que está tan lejos como sea posible imaginar de la elegante música para danza que Mozart generalmente ponía en sus terceros movimientos.)
El final hace un paralelo con el primer movimiento. Nuevamente un segundo tema lírico, moldeado inicialmente en Si bemol mayor, se torna trágico e introspectivo cuando vuelve en Sol menor. Nueva
mente el comienzo del desarrollo es un momento de gran drama. Esta vez no es un cambio a una tona
lidad distante sino más bien un audaz pasaje unísono que parece negar todas las tonalidades. Esta cele
brada frase parece abordar la atonalidad del siglo XX(verdaderamente oímos diez de las doce notas, una después de la otra -sin tener en cuenta un breve ornamento- sin duplicación, un procedimiento que sugiere a Schoenberg más que a Mozart).
¿Qué significado tiene para un público todo análisis de áreas de tonalidad(y de su falta)?Muy pocos oyentes, que no sean músicos entrenados, tienen conciencia de las tonalidades a partir de las cuales se mueve y se desplaza una pieza. Pero el uso sutil de las áreas tonales es lo que crea los estados aními
cos de una composición y lo que conlleva su significado. Todos reaccionamos al contenido emocio
nal de una obra como la sinfonía en Sol menor. Aunque quizás no estemos de acuerdo -como segura
mente no lo están los críticos citados antes- respecto del significado de sus emociones, pocos nega
rían que la sinfonía expresa sentimientos profundamente humanos. Es por escuchar las tonalidades probablemente de modo subconsciente que percibimos estas emociones. Cualquiera oye el efecto de los contrastes tonales aun cuando sena muy pocos los que pueden nombrar o localizar conscientemente los cambios de tonalidad. En la Sinfonía en Sol menor el impacto resultante es úni
co, original y abrumador. Foto subida de Internet.
De mi libro "Invitación a la Música" de Jonathan Kramer.
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