Sinfonía Número 5 en Si bemol mayor, Opus 100
La Quinta Sinfonía fue compuesta en el verano de 1944. Prokofiev dirigió el estreno en Moscú el 13 de enero de 1945.
Los artistas soviéticos a menudo tuvieron que vérselas con la veleidades de la aprobación del hobier
no. Prácticamente todo compositor ruso del siglo XX ha pasado por periodos de alabanza y periodos de condena. Durante la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, los funcionarios de gobierno tenían problemas más apremiantes con qué lidiar que conceder premios o negar autorizaciones en cuanto a la aprobación de los artistas. Además, los compositores eran ciudadanos valiosos, especialmente en un momento necesario para mantener alta la moral pública. Fueron evacuados de los lugares peligro
sos del país y llevados a una casa de reposo en Ivanovo, donde se les dejó componer a su gusto.
Los compositores de Ivanovo,en 1944, incluían a Shostakovich, Glière, Miaskovsky, Kabalevsky, Khachaturian y un considerable número de músicos menos conocidos. Los más patrióticos del grupo trabajaron en piezas que conmemoraban la guerra y celebraban la esperanza de la victoria. Algunos de los otros aprovecharon el hecho de encontrarse lejos del combate y libres de los entrometidos fun
cionarios para dedicarse al ocio creativo.
Prokofiev se unió a este grupo a principios del verano. De repente, la vida en la casa de reposo cam
bió. Prokofiev era un hombre de energía ilimitada y asumió la dirección del grupo. Se aseguró de que nadie tomara el nombre"casa de reposo" literalmente. Intuyó sesiones nocturnas en las que cada com
positor debía mostrar lo que había hecho ese día. Prokofiev exigía trabajo duro y productividad y se mantuvo fiel a sus propios niveles altos de rendimiento. Durante ese verano terminó dos de sus obras más ambiciosas: la Octava Sonata para Piano y la Quinta Sinfonía.
Ninguna de estas piezas es abiertamente una composición sobre la guerra. En contraste con lo que es
cribían otros compositores de Ivanovo y en contraste contraste con sus propias sinfonías anteriores, la Quinta no se ajusta a ningún programa más que a la vaga idea de que es un himno a la libertad del es
píritu humano. El compositor manifestó, "no elegçi este tema deliberadamente, tan sólo vino a mi mente e insistió en ser expresado".
Irónicamente, o quizás de modo inevitable, la Quinta Sinfonía se hizo famosa como una celebración de victoria. Su carácter optimista seguramente es responsable de esta asociación, pero también una in
teresante coincidencia rodeó su estreno. Justo antes del comienzo del concierto, se anunció en Moscú la victoria del ejército rojo. Cuando Prokofiev levantó su batuta, se escucharon cañones distantes salu
dando la entrada victoriosa en Alemania.
El estreno fue un triunfo para Prokofiev, pero también resultó ser su última aparición pública como di
rector. Tres semanas más tarde sufrió un leve ataque cardíaco en una fiesta en su nuevo apartamento. Cayó al pie de las escaleras y sufrió, además, una conmoción cerebral. Aunque vivió otros ocho años, nunca se recuperó por completo. A este hombre, siempre activo y siempre joven, se le prohibieron la mayor parte de sus actividades favoritas: no podía jugar al ajedrez, ni tocar el piano en público, ni quedarse levantado hasta tarde, ni conversar de una manera animada, ni caminar rápido o lejos, ni fu
mar, ni beber, ni conducir, ni dirigir, ni viajar. Era una persona diferente cuando regresó al verano si
guiente a la casa de reposo de Ivanovo. Ya no se le vio en el campo de voleibol, caminando enérgica
mente por las colinas, o asegurándose de que los otros compositores trabajaran intensamente.
A medida que Rusia volvía gradualmente a su vida normal después de la guerra, el gobierno nueva
mente puso su atención en el arte soviético. En una reunión del Comité Central del Partido Comunis
ta convocado por el secuaz de Stalin, Zhdanov, en 1948, Prokofiev, Shostakovich y la mayoría de los compositores destacados recibieron condenas oficiales por sus tendencias "modernistas y formalistas"
y por estár influidos por Occidente. Es fascinante comparar las reacciones de Shostakovich y Proko
fiev. El primero había vivido toda su edad madura bajo la férula del sistema soviético y, por mucho que le haya disgustado, no conocía otra cosa. Prokofiev, por otra parte, había crecido en la época de los zares y había vivido en Occidente durante 16 años. Ambos compositores debieron aceptar el decre
to de Zhdanov y "confesar" públicamente; ese punto no estaba abierto al debate. Pero Shostakovich se disculpó con humildad, en tanto Prokofiev conservó un grado de cinismo, un grado de desafió. Asistió a la "conferencia" de Zhdanov, pero se negó a tomar parte en ella o incluso a observar. Poco importaba que hubiera compuesto una obligatoria cantata Saludo a Stalin o una Cantata para el Vigé
simo Aniversario de la Revolución de Octubre o que estuviera dispuesto a simplificar la armonía de su oratorio Guardián de la Paz. Se le obligó a aceptar la crítica públicamente.No había opción si de
seaba permanecer en Rusia y estaba demasiado ligado con su tierra natal y demasiado enfermo como para considerar la posibilidad de partir. Además, temía por la seguridad de su esposa si desafiaba al Comité.
La Quinta Sinfonía fue una de las pocas obras no condenadas. Así que recibió la aprobación oficial, aunque tácita, del gobierno de Stalin. Esta sin duda fue la razón por la que, cuando se programó una presentación en Salt Lake City en 1951, una llamada anónima amenazó la vida del director si se lleva
ba a cabo la interpretación. La obra se tocó sin incidentes. Prokofiev, al oír esta extravagante historia escribió: ¿Por qué un director debe verse amenazado de muerte por el hecho de incluir esta sinfonía en sus programas¿Podría ser porque la música es un himno a la libertad del espíritu humano? Mi Quinta Sinfonía fue destinada a ser un himno para el hombre libre y feliz. En mi opinión, el composi
tor-como el poeta, el escultor o el pintor-está moralmente obligado a servir al hombre, al pueblo. De
be embellecer la vida humana y defenderla."
El público ruso, que recientemente había aplaudido las mismas composiciones de Prokofiev condena
das en 1948, se negó a aceptar el repentino vuelco del juicio oficial. En las últimas obras del composi
tor mengua el lado sarcástico de su personalidad musical, pero es imposible decir si la la razón es el compromiso político o el desarrollo artístico inevitable. Finalmente, incluso Stalin capituló, otorgán
dole al compositor el premio Stalin en 1951.
Stalin y Prokofiev fallecieron el mismo día de 1953. Dos años más tarde, el gobierno soviético oficial
mente modificó sus sanciones contra la música de Prokofiev. La purga de 1948 fue descartada como "esceso estalinista". Con la tranquilidad de que el compositor estaba muerto y ya no podía desafiar los decretos oficiales, el gobierno permitió que su música una vez más se convirtiera en el tesoro na
cional que merece ser. La música de Prokofiev siempre se mantuvo fiel al espítitu ruso, fuera o no fue
ra reconocido oficialmente este nacionalismo.
El impulso detrás del primer movimiento de la Quinta Sinfonía es penetrantemente lírico. Los tres te
mas principales son melodías largas y entonables. El único elemento no lírico, una breve idea de tipo
scherzo, está deliberadamente tocada sin brillo. Incluso cuando toda la orquesta toca fuertemente, una de las melodías cantables se cierne por encima de la textura. Aunque la música es rigurosamente con
trapuntística, las líneas melódicas simultáneas siguen siendo líricas.
El scherzo es un contraste completo. Presenta una energía siempre creciente, proporcionada por rit
mos motores que continúan a través de la mayor parte de la pieza. El uso liberal de la percusión con
tribuye al carácter demoníaco del movimiento. La sección media también es rítmica, con una melodía pegadiza que se mece con sus síncopas.
El movimiento lento es lírico, como el primero, pero crece tremendamente en intensidad.
El final resume los otros movimientos de muchos modos, siendo el más obvio la cita de la melodía principal del primer movimiento de la introducción. La música tiene ritmos motores como los del se
gundo movimiento, aunque el resultado ahora es de tipo marcha en lugar de tipo danza. La siempre creciente intensidad recuerda al tercer movimiento. Foto subida de Internet.
De mi libro "Invitación a la Música" de Jonathan Kramer.
Sergei Prokofiev
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