LA MÚSICA Y SU MUNDO

viernes, 8 de enero de 2016

Sinfonía Número 2 en Si menor de Borodín


                                                        Sinfonía Número 2 en Si menor

La sinfonía Número 2 en Si menor fue iniciada a principios de 1869 y concluida en Diciembre de 1875, Eduar Nopravnik dirigió el estreno en un concierto de la Sociedad Musical Rusa en San Petersburgo, el 10 de marzo de 1877. Posteriormente, Borodin revisó la sinfonía y la versión final fue dirigida por pri mera vez por Nikolai Rimsky -Korsakoff en San Petersburgo, el 4 de Marzo de 1879.
Borodin era tanto compositor como científico. Aunque estuvo más dedicado a la ciencia e hizo algunas contribuciones importantes a la química, por supuesto hoy se le recuerda principalmente como composi
tor. Ambos intereses se manifestaron tempranamente en él. En su adolescencia, Borodin compuso, inter
pretó música de cámara, experimentó con el galvanismo y fabricó fuegos artificiales. En 1850 ingresó en la Academia de Médico-Quirúrgica, donde estudió botánica, zoología, cristalografía, anatomía y quí
mica. Tras graduarse con honores, fue nombrado ayudante de patología general y terapia. Asistió a con
gresos científicos internacionales, en uno de los cuales presentó un trabajo llamado" De la Acción del Yoduro de Etilo sobre la Hidrobenzamida y la Amarina". Recibió su título de doctor en 1858 con una te
sis titulada De la Analogía entre el Ácido Arsénico y el Ácido Fosfórico. Más tarde viajó a Alemania con el propósito de realizar estudios de postgrado en química. Después de pasar un tiempo dedicado a la investigación en Italia, regresó a Rusia para hacerse cargo de una cátedra en la Academia. En ese mo
mento, estaba investigando la condensación de los aldehídos de la valeriana, el enantol y el vinagre. Po
cos años después, Borodin descubrió que los científicos alemanes copiaban su trabajo usando aparatos superiores, de modo que cambió el centro de interés de sus investigaciones y se concentró más en la ad
miración de la Academia. Con este cargo viajó nuevamente a Alemania para estudiar el modo en el que 
estructuraban los diferentes laboratorios de investigación química.                   
El curriculum vitae precedente apenas suena como el de un compositor. Borodin era un científico activo y respetado y por lo tanto, no es sorprendente que su producción de composiciones musicales fuera redu
cida. Compuso principalmente en su tiempo libre, que era muy poco. No fue sólo su trabajo el que lo mantuvo alejado de la música, sino también su tendencia a involucrarse don jóvenes atractivas.
Mientras realizaba sus estudios de posgrado en Alemania, Borodin se quedó encantado por Ekaterina Sergeyevna Protopopova, una pianista de 29 años. Cuando ella tuvo que viajar a Italia por razones de sa
lud, él la siguió, arreglándoselas para encontrar trabajo científico en ese país. Mientras estaba en Italia conoció a otra joven, que se enamoró de él. Él la consideraba una hija, pero mantuvo con ella una corres
pondencia regular a lo largo de ocho años siguientes. Este compromiso menor no desalentó a Ekaterina
respecto de casarse con él cuando, juntos, volvieron a Rusia, la primavera siguiente. Pero el matrimonio no significó el fin de la locura que tenía Borodin por las bellas mujeres. Unos años más tarde, Ana Kali
na, hermana del compositor Nicolai Lodyzhensky, se enamoró de él. Él estaba muy prendado de ella y pasaba mucho tiempo en su compañía(para gran disgusto de Ekaterina, él le describía cada detalle de su relación con Ana), pero la amistad se mantuvo platónica. Finalmente, Borodin se cansó de Kalina. Algu
nos años después, otra joven se lanzó a los brazos del compositor. Otra vez, él se sintió encantado y uti
lizó este romance en su ópera El Príncipe Igor. Nuevamente permaneció fiel a Ekaterina, pero pasaba mucho tiempo con su nueva amiga. 
La activa carrera de Alexander Borodin estaría completo si se omitiera una descripción de la vida de su hogar, la increíble sinfonía doméstica en medio de la cual el artista-científico vivió y trabajó durante un cuarto de siglo. El apartamento en la Academia que ocupaban los Borodin era amplio y no pagaban ren
ta; pero allí terminaban las ventajas. Rimsky-Korsakov decía que era como un corredor, porque no le permitía a Borodin "encerrarse o simular que no estaba en casa para nadie". En consecuencia, la gente subía a todas horas del día o de la noche: estudiantes en busca de consejo, amigos en busca de compa
ñía, parientes(tanto cercanos como lejanos) en busca de refugio. En especial eran muchos los parientes que venían y que, a menudo, elegían el hogar de Borodin como lugar de hospedaje conveniente donde "caer o incluso perder la cabeza". Cuando todas las camas estaban ocupadas, dormían en sofás o en el pi
so o dormitaban en las sillas; no pocas veces ocupaban la cama de Borodin. El apartamento mismo era por lo general de fárrago de desorden y de desarreglo. Cinco años después de mudarse, los Borodin toda
vía andaban con cuidado entre montones de libros y música y entre baúles y maletas a medio deshacer;
en una ocasión en que vinieron carpinteros y fontaneros a reparar unas cañerías defectuosas, dejaron unos agujeros en el piso que quedaron sin tapar durante meses. 
Como Borodin nunca parecía recordar si había comido o no, las comidas eran extraordinariamente irre
gulares y a menudo la cena comenzaba a las once de la noche. Además de compartir sus comidas con in
vitados pasajeros, parientes y personas casi desconocidas, los Borodin lo hacían con una colonia de ga
tos, animales descarados de ambos sexos y variados tamaños que caminaban sobre las mesas, examina
ban la comida, brincaban sobre las espaldas de los comensales y, en general, trataban la casa de Borodin
como si fuera una sala de libertad felina. 
No es sorprendente que alguien que viviera en semejante caos, a menudo enajenado por flirteos con mu
jeres y con un empleo ajeno al ámbito musical, haya dejado incompletas varias composiciones y haya necesitado un largo tiempo para componer las que terminó. La historia de la Segunda Sinfonía es un ca
so típico. Empezó la obra a principios de 1859, pero pronto volvió su atención a una ópera. Cuando esta
no se concretó, el compositor trasladó parte de su música a la sinfonía. Para el otoño de 1871 había ter
minado el primer movimiento. En noviembre terminó el bosquejo del final. En la primavera de 1873 es
taba lista una partitura para piano de la sinfonía completa. Terminó la orquestación dos años más tarde.
Cuando en 1876 supo que se estaba considerando la obra para ejecutarla, ¡No pudo encontrar la partitu
ra! Finalmente encontró los movimientos del medio, pero tuvo que volver a orquestar los de los extre
mos. La sinfonía se escuchó por fin en marzo de 1877. Esta presentación no tuvo éxito, en gran medida
porque la orquestación estaba enormemente dominada por los bronces. Volvió a trabajar en la orquesta
ción y la versión final se estrenó en marzo de 1879, una década entera después de haber comenzado la pieza; diez años de investigación, flirteos inocentes, caos doméstico y ( cuando el tiempo lo permitía), composición musical.
Borodin formó parte del grupo de compositores que trató conscientemente de hacer que su música sona
ra a rusa. Estos compositores recelaban de la influencia ejercida por la Europa Occidental, así que la formación científica de Borodin más que la formación en la teoría musical europea, fue una verdadera ventaja. Si bien la Segunda Sinfonía no se utilizan verdaderas tonadas folclóricas, los contornos de las melodías y los ritmos tienen un decidido sentimiento ruso. 
El lenguaje melódico es único, lo cual contribuye a que esta sea una de las sinfonías más originales del siglo XIX. Virtualmente la totalidad de las melodías de los cuatro movimientos son mosaicos de célu
las, demasiado largas y con demasiado carácter propio para ser motivos y, sin embargo, en exceso cor
tas y muy concentradas para ser melodías completas de sí mismas. La primera de estas células se oye al
comienzo, inmediatamente después de la primera nota sostenida. Después de que esta figura de cuerdas 
alterna con calderón, hace su entrada una célula opuesta en los vientos. Oímos la influencia de la músi
ca folclórica rusa, pero todavía ninguna verdadera melodía. Las dos células se alternan hasta que apare
ce una tercera en los violonchelos, de alguna manera más larga, más lirica, muy bella, pero sin ser toda
vía una verdadera tonada. Estas tres células son yuxtapuestas y variadas, pero no es posible un verdade
ro desarrollo temático a partir de materiales tan fragmentados. 
El torbellino del scherzo está basado en dos ideas que se acercan más a melodías reales que a cualquiera de las del primer movimiento. La segunda es particularmente interesante por sus cautivantes síncopas. La levedad de este movimiento está dada por la indicación del tiempo, prestissimo, y por su inhabitual tiempo en 1/1.
El corno sólo ejecuta la única melodía completa de la sinfonía al comienzo del tercer movimiento. El fi
nal es nuevamente un mosaico de células. Es gracioso que una obra con tan pocas tonadas reales nos im
pacte como maravillosamente melódica. Las células son de tipo folclórico e incluso cantables, pero es
tructuralmente son diferentes de las canciones folclóricas. 
Borodin consideraba esta sinfonía como un retrato de la vieja Rusia. Se supone que el primer movimien
to describe la reunión de los príncipes rusos, el movimiento lento recuerda a los antiguos bayans (equi
valente ruso de los trovadores) eslavos y el final retrata un banquete de celebración de héroes. Foto subi
da de Internet. 
De mi libro "Invitación a la Música" de Jonathan Kramer.







                                                Sinfonía Número 2 en Si menor de Borodín



    


                                                                                  
                                                                                 Borodín 










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