LA MÚSICA Y SU MUNDO

sábado, 15 de junio de 2019

Concierto en Re mayor para Piano (para la Mano Izquierda) y Orquesta de Maurice Ravel


                         Concierto en Re mayor para Piano (para la Mano Izquierda) y Orquesta

 El Concierto para Piano para la Mano Izquierda fue iniciado en el otoño de 1929 y terminado en 1930. Paul Wittgenstein tocó el estreno con la Orquesta Sinfónica de Viena, dirigida por Robert He
ger, el 5 de enero de 1932 en Viena.
El pianista Paul Wittgenstein, hermano del filósofo Ludwig Wittgenstein, se alistó en el ejército aus
triaco durante la Primera Guerra Mundial. Fue herido y capturado en el frente ruso. Debido a sus heri
das, su brazo derecho debió ser amputado mientras estaba en cautiverio. Lo que pudo haber sido fatal para la carrera de muchos pianistas, fue sólo un retraso para el emprendedor Wittgenstein. Después de un periodo de recuperación al final de la guerra, empezó a encargar a diferentes compositores que es
cribieran obras que él pudiera tocar con una sola mano. Entre los que le respondieron estaban Britten, Strauss, Hindemith, Prokofiev y Ravel.
Poco tiempo antes, Ravel había empezado a componer un concierto para piano diferente , en Sol ma
yor, cuando recibió la invitación de Wittgenstein. Como al compositor le gustaba trabajar dentro de restricciones artificiales,aceptó ansiosamente el desafío de componer para un pianista de una sola ma
no. Con el propósito de aprender cómo podía  lograrse un sonido completo usando sólo la mano iz
quierda, estudió los Seis Estudios para la Mano Izquierda de Saint-Saënt, los Ejercicios para la Mano Izquierda y los 24 Estudios para la Mano Izquierda de Czerny, más las obras de Alkan , Scriabin y Godowsky.
Ravel interrumpió el trabajo en el Concierto en Sol mayor para componer el Concierto para la Mano
Izquierda. Una vez que estuvo terminado, él y Wittgenstein presentaron la obra en una reunión priva
da. Primero Ravel, que  estaba por debajo del nivel de un pianista soberbio, tocó solo la parte solista mientras Ravel le  acompañaba, interpretando una versión para piano de la partitura orquestal en un segundo plano.
A Wittgenstein no le gustó. Para él, Ravel "no era un pianista sobresaliente y yo no estaba cautivado
con la composición. Siempre me lleva un tiempo avanzar en un trabajo difícil. Supongo que Ravel quedó desilusionado y yo lo sentía, pero nunca aprendí a simular. Mucho tiempo después, luego de haber estudiado el concierto durante meses, quedé fascinado con él y me di cuenta de la gran obra que era".
A continuación se produjo una disputa entre el pianista y el compositor respecto de la interpretación correcta de la obra. Como resultado de esta pelea Wittgenstein estrenó el concierto no en París sino en Viena, bajo la dirección, no de Ravel sino de Robert Heger. Sin embargo,  los desacuerdos fueron superados y una año más tarde Ravel dirigió el estreno en París, con Wittgenstein en el teclado. Se los comprometió a presentar la obra nuevamente, en Montecarlo, pero Ravel, que ya sufría de las enfer
medades que iban a ser fatales para él-neurastenia, ataxia y afasia-debió pedirle a Paul Paray que les remplazara como director.
Ravel pronto terminó el Concierto en Sol mayor. Le dijo a su editor que:
Planificar los dos conciertos para piano simultáneamente era una experiencia interesante.  El concier
to en el que apareceré como intérprete es un concierto en el verdadero sentido de la  palabra:quiero de
cir que está escrito en gran medida con el  mismo espíritu que los de Mozart y Saint-Saënt... El Con
cierto para la Mano Izquierda es muy diferente. Contiene muchos efectos del jazz y la escritura no es tan liviana. En una obra de este tipo, es esencial dar la impresión de una textura no más delgada que la de una parte escrita para ambas manos. Por la misma razón recurrí a un estilo que está  más cerca del de  la clase más solemne del concierto  tradicional.
Los efectos de jazz que  aparecen en el Concierto en Re menor provienen del reciente viaje de Ravel a Estados Unidos. Conoció al director Paul Whiteman y pasó varias veladas visitando clubes de jazz
en Harlem en compañía de George Gershwin. En una charla publica que pronunció en Houston predi
jo que el futuro de la música artística en Estados Unidos dependía del compromiso de los composito
res norteamericanos con el jazz: Quizás seta música nacional norteamericana de ustedes pueda incor
porar una buena cantidad de ritmo rico y divertido de vuestro jazz, una buena cantidad de la expre
sión emocional de sus blues y una gran cantidad del sentimiento y el espíritu característicos de sus me
lodías y canciones populares que, como corresponde, derivan y a la vez contribuyen a una noble he
rencia de la música."
Ravel se dio cuenta de que había algo de artificial en compositor europeo que buscara  inspiración en el jazz norteamericano. Sabía que los compositores norteamericanos podrían comprender el jazz de un modo más profundo de lo que él jamás podría esperar lograrlo. A lo largo de su carrera,sin embar
go, el francés se inspiró en fuentes extranjeras(como el vals vienés, en el que modeló Valses nobles et sentimentales y La Vals)) y se recreó con desafíos artificiales(tales como componer un concierto para una sola mano). Por lo tanto, rápidamente adoptó ciertos manierismos del jazz que había escuchado en Nueva York y en Hollywood.
Ravel fue uno de los grandes orquestadores de todos los tiempos. Su capacidad puede percibirse a lo largo de todo el concierto, especialmente en los pasajes más plenos. Pero se debe escuchar cuidado
samente la extraordinaria originalidad de la apertura, baja y tranquila; un sonido diferente del que haya aparecido en cualquier música anterior. Los violonchelos y la mitad de los bajos de cuerdas sos
tienen una acorde abierto, que la otra mitad de los bajos arpegia con las cuerdas abiertas. Luego se agrega una melodía en el más improbable de los instrumentos solistas:el contrafagot. Ravel escribe pa
ra este instrumento potencialmente engorroso con tal facilidad y elegancia que se nos brinda(el oyen
te ¡y al contrafagonista!) el raro placer de oírlo cantar, tanto en sus registros más bajos como en los más altos, con un lisrismo encantador.
A medida que la orquesta crece, su sonoridad es constantemente fresca e imaginativa. El climax de es
te primer gran crescendo es la entrada del piano en una cadenza. Ahora escuchamos la imaginación de Ravel para la sonoridad transferida a un solo instrumento solista. Él se las arregla, mediante el uso cuidadoso del pedal, para sostener los  acordes y las notas de la melodía mientras las figuras vigoro
sas del acompañamiento son tocadas en su registro más bajo, para hacer que la escritura del solo sue
ne como música a dos manos. En efecto, la mayor parte de esta cadenza parece, en el  papel, que es
tuviera destinada a ambas manos y en efecto suena de ese modo. Se necesita un pianista excepcional
(tal como se necesitó un compositor excepcional) para dar vida a esta música desafiante.
Después de que la orquesta desarrolla la melodía tocada originariamente por el contrafagot,el piano to
ca otro solo (con ligero acompañamiento orquestal). Esta vez la música es lírica, pero de nuevo suena como si estuviera tocando dos manos, porque hay una melodía madura y continua en el registro supe
rior y simultáneamente un acompañamiento arpegiado en el registro bajo. Nuevamente el pedal ayuda
a crear la ilusión de dos manos, aunque esta vez el desafío es mayor, porque el pianista debe proyec
tar lirismo sostenido mientras de hecho su mano está constantemente saltando de una parte a otra del teclado.
La segunda sección de este concierto de un solo movimiento es un scherzo, escoltado por un rápido descenso en los vientos a los que responde una escala descendente en los trombones. Cuando el piano
finalmente presenta la melodía principal, escuchamos el sorprendente parentesco del concierto con el jazz. Abundan las notas del blues,como por ejemplo el empleo de los terceros grados de la escala ele
vados y bajados simultáneamente o el séptimo grado bajado. Luego, en la sección del scherzo, escu
chamos una melodía inspirada en los blues, tocada por un fagot alto solista, que suena casi como un saxofón del jazz. Esta melodía se torna todavía más furtiva cuando es asumida por un trombón. Lo que es claramente distinto del jazz  respecto de este tema, sin embargo, es el modo en el que, en efec
to, está tocando en un tiempo diferente respecto de su acompañamiento. Como Ravel posteriormente desarrolla las complejidades rítmicas sugeridas, en toda la orquesta con el piano, la música se hace muy intrincada y excitante.
La sección final comienza con una suntuosa reafirmación de los materiales de la apertura. Sigue a continuación una cadenza espectacular, en la que el pianista debe mover la mano de uno a otro extre
mo del teclado en rápida sucesión de arpegios y, al mismo tiempo, resaltar una superposición melódi
ca: ¡tarea improba, incluso para dos manos¡ Después de la cadenza, la música de la apertura regresa brevemente una vez más y luego el concierto concluye pícaramente con una breve reminiscencia del scherzo. Foto subida de Internet. DFoto subida de Internet.
De mi libro "Invitación a la música" de Jonathan Kramer.








                                                                           









                                                                                 

                                                                          Maurice Ravel
                                                                     






















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