LA MÚSICA Y SU MUNDO

viernes, 28 de junio de 2019

Suite Mi Madre la Oca de Maurice Ravel


                                                                  Suite Mi Madre la Oca

Ma mère l'oye fue compuesta primero para piano a cuatro manos entre 1908 y abril 1910. Esta ver
sión fue estrenada por eanane Leleu Y Geneviéve Durony el 20 de abril de 1910, en París. Ravel or
questó la suite en 1910. Agregó varios números nuevos para convertirla en un ballet, en 1911. Gabriel Grovlez dirigió el estreno el 28 de enero de 1912, en París.
Maurice Ravel una vez dijo: "En el arte la sinceridad es odiosa-" Esta afirmación fácilmente pudo ha
ber sido el lema del compositor, ya que siempre sintió la necesidad de ocultar los verdaderos senti
mientos detrás de su música. Como dijo una vez un amigo: "Todo en Ravel demuestra su deseo de bo
rrarse y de no confiar nada. Él prefiere ser tomado por insensible antes que revelar sus sentimientos." No podía tolerar las efusiones sentimentales sin reservas o los gestos apasionados. Era profundamen
te consciente del artificio de la creación musical y de la necesidad de separar el arte de la vida. Para Ravel la composición era un proceso desconectado y  aislado.Sólo en raras oportunidades se manifies
ta en su música un atisbo de alegría o pena personal.
De manera que Ravel fue una paradoja; su artificialidad era natural.La artificialidad fue su estética. Amaba las técnicas de composición por sí mismas y las abrazó con espíritu de invención, no de expre
sión. Los ejemplos de su música concebida con limitaciones autoimpuestas incluyen el Bolero, en el cual una melodía se repite con tan solo una pequeña variación a todo lo largo de la pieza, y la versión para piano de la suite Mi Madre la Oca, que tenía que ser accesible para que la tocaran los niños.
A Ravel le gustaba el mundo inocente de los niños. Cuando estaba con gente menuda, dejaba deslizar
su máscara de artificialidad para revelar su verdadera calidez. Jean y Mimie Godebsky fueron sus ínti
mos amigos, a pesar de su tierna edad. Cuando sus padres decidieron iniciar tempranamente su educa
ción musical, Ravel los estimuló escribiendo una suite para piano a cuatro manos, que estaba dentro de la gama de sus pequeñas manos y técnica limitada. Esta suite estaba basada en cinco de los cuen
tos de hadas favoritos de los niños. El compositor se permitió ser menos reservado de lo habitual en esta pieza para y sobre los niños y el resultado es indiscutiblemente su obra más cálida.
La suite Mi Madre la Oca demostró ser demasiado difícil para que los niños Godebsky la tocaran en
público. En cambio Jean Leleu y Geneviève Durony, de seis y siete años respectivamente, estrenaron
la pieza en un concierto de ls Sociedad Musical  Independiente. Ravel dijo de la pieza: "Mi intención de invocar la poesía de la niñez en estas piezas naturalmente me llevó a simplificar mi estilo y a acla
rar mi escritura."
Después del estreno escribió a uno de los intérpretes:"Cuando seas un gran virtuoso y yo un vejesto
rio cubierto de honores o alguien completamente olvidado, quizás tendrás recuerdos placenteros por haber dado a un artista la muy rara alegría de escuchar una obra propia, de carácter bastante especial,
interpretada exactamente como debía ser. Gracias mil veces por tu interpretación aniñada y sensible."
Los movimientos son miniaturas cristalinas. Especialmente el primero, "Pavana de la Bella Durmien
te del Bosque", es sencillo. Sus escasos 20 compases hilan una serie de melodías bellamente simples, escasamente  acompañadas y con  sólo cierto cromatismo fortuito. El resultado es una claridad infan
til.
El segundo movimiento, "Pulgarcito". Describe un episodio de la historia de Charles Perrault de Pul
garcito, que se perdió en el bosque. El movimiento está encabezado: "Pensó que podría encontrar fá
cilmente el camino de regreso por medio de migajas de pan que había dejado caer a medida que cami
naba. Pero se sorprendió mucho cuando no pudo encontrar  una sola migaja. Los pájaros habían veni
do y se las habían comido todas."Las migajas están representadas por una serie aparentemente intermi
nable de terceras en los violines. Pulgarcito está retratado por el oboe. Cuando se siente perdido y con
fundido, los compases se alargan de 2/4 a 3/4 a 4/4 a 5/4. Los pájaros que se comen las migajas están representados-muy  literalmente- por armónicas y trinos de violín.
"Laideronette, Emperatriz de las Pagodas" deriva de una historia de la condesa Marie dÀulnoy.Se
gún la partitura, la Emperatriz "se desnuda y entra en su baño. Pronto pagodas y pagodines comien
zan a  cantar y a tocar instrumentos. Algunas tienen tiorbas hechas de cáscara de nuez, otras tienen violas antiguas hechas de cáscara de almendras, pues los instrumentos deben estar proporcionados a su estatura."La ambientación oriental de esta historia está sugerida por el xilófono, el block de made
ra y el glockenspiel y por el sabor pentatónico de las melodías.
El cuarto movimiento es "Conversaciones de la Bella y la  Bestia", según madame Beaumont.Una p
ar
te del diálogo está citada en la partitura:
-Cuando pienso en tu amable corazón, no me pareces tan feo.
-Oh,si, mi señora, mi corazón es amable, pero soy un monstruo.
-Hay muchos hombres más monstruosos que tú.
-Si tuviera ingenio, inventaría un hermoso cumplido para agradecerte, pero no soy más que una bestia.
¿ Bella serás mi esposa?
-No,buena bestia.
-Muero feliz, ya que tengo el placer de verte una vez más.
-No, querida bestia, no morirás sino que  te convertirás en mi esposo.
Bestia desaparece y Bella ve a sus pies sólo un príncipe más hermoso que el amor. El le agradece por haber roto el hechizo. Bella está representada por una límpida melodía de vals en el clarinete y Bestia es una línea cromática refunfuñante en el contrafagot.
El movimiento final es "El jardín delas Hadas", es un crescendo gradual basado en una melodía bella,
larga y lenta. Foto subida de Internet.
De mi libro "Invitación a la Música" de Jonathan Kramer.







                                                                           






                                                                             

                                                                      Maurice Ravel
                                                                     



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