Sinfonía nº 2 en Do menor
La Segunda Sinfonía fue iniciada a finales del verano de 1871. La primera versión se terminó el 11 de
septiembre de 1872. Bruckner dirigió el estreno en Viena, el 26 de Octubre de 1873. Posteriormente revisó la obra y la nueva versión se estrenó el 20 de febrero de 1876. Hubo revisiones nuevas meno
res realizadas en 1879 y 1891. Cuando Schter, el antiguo maestro de contrapunto de Bruckner,
falleció en 1867, el amigo del compositor, Johann Herbeck, sugirió que Bruckner se presentara para el cargo de profesor que Sechter dejaba vacante en el Conservatorio de Viena. El trabajo hubiera sido
suyo si hubiera querido, pero Bruckner vacilaba respecto de dejar su ciudad natal de Linz, le inquieta
ba la idea de asumir un puesto de enseñanza de tanta responsabilidad y temía que la remuneración del
Conservatorio no le diera ingresos suficientes para vivir en Viena. Postergó la decisión una y otra vez.Poco tiempo atrás había sido rechazado para un cargo en la Universidad de Viena y temía que en
señar música en Viena no fuera para él. Paralizado por la indecisión, Bruckner cayó en una depresión
e incluso le escrivió a Herbert que estaba pensando e n la posibilidad de poner fin a su vida.
Herbert respondió: " No hay nadie a quien debas temer sino a tí mismo, especialmente si empiezas a escribir cartas histéricas a cualquier otro, como la que recibí de ti hoy. Lejos de dejar el mundo ¡ tú de
bes meterte en el mundo!
"Tras varios meses de deliberaciones, el compositor aceptó la oferta . En octubre de 1868, a la edad de 44 años, se mudó a Viena y así comenzó una nueva fase de su vida. Dejó atrás una carrera de com
positor principalmente de música eclesiástica y se convirtió en compositor de sinfonías. Es verdad que ya había terminado tres sinfonías(dos trabajos juveniles y la Primavera), pero su verdadera madu
rez como compositor sinfónico se inició con la Segunda Sinfonía.
Bruckner pudo complementar sus ingresos actuando como organista en la capilla imperial. Su fama como intérprete superaba ampliamente su reputación como compositor. Fue invitado a representar a Austria en un certamen internacional de organistas en Francia donde logró ganar el primer premio. Como consecuencia fue el único austriaco invitado a tocar en la Exposición Internacional de Lon
dres de 1871. Los viajes de Bruckner a Francia y a Inglaterra terminaron siendo los únicos viajes in
ternacionales de este músico de provincia.
En Londres, Bruckner se sintió entusiasmado al ver " en todas partes mi nombre en letras más gran
des que yo mismo". Desgraciadamente el público británico estaba furioso por el hecho de que se hu
biera invitado a muchos organistas extranjeros mientras que se había omitido a ejecutantes ingleses.
En consecuencia, las críticas fueron desfavorables, si bien a Bruckner le fue mejor que a los demás or
ganistas. Se le ofreció la oportunidad de pagar para conseguir una crítica favorable, cosa que él recha
zó airadamente. Mienttras estaba en Inglaterra, Bruckner empezó a componer la Segunda Sinfonía. Hizo el esfuerzo consciente de escribir una pieza más simple que la Primera Sinfonía, porque varios
críticos se habían quejado de las complejidades de esa obra.
La buena voluntad del compositor para aceptar y actuar de acuerdo con la crítica, que provenía de mú
sicos menos eruditos, presagió la tolerancia que manifestó durante toda su vida con respecto a las sugerencias de cortes y modificaciones en sus sinfonías. Como persona Bruckner era un extraña mez
cla de confianza y desconfianza en sí mismo. Siempre hablaba de su inconmovible fe en sus sinfonías
y, sin embargo, repetidamente se inclinaba ante las solicitudes de mejorarlas. Su biógrafo Edwin Doenberg cree que el problema radicaba en el profundamente arraigado y sumiso respeto a las autori
dades" de Bruckner. Cualquiera que hubiera alcanzado una posición respetable, ya se tratara del críti
co de un periódico a del director de una orquesta, era autoridad y el compositor, aunque tenía casi 50
años, se inclinaba ante las opiniones de aquellos cuyas posiciones respetaba. Su deseo de escribir la
sinfonía simple, que los críticos habían exigido, le causó gran dificultad. Admitió: " Me asustaron tan
to que tenía miedo de ser yo mismo".
Decidió que más simple quería decir más claro y compuso un primer movimiento con numerosas pau
sas entre las secciones a fin de delinear más claramente la estructura de la sonata. Una vez terminada
la Sinfonía, fue ensayada por la Orquesta Filarmónica de Viena bajo la dirección de Otto Dessof.
El directór desechó la obra por tonta y uno de los músicos de la orquesta la apodó la " Sinfonía de las
pausas". Se le pidió al compositor que hiciera algunos cortes y él aceptó eliminar alrededor de 30 o 40 compases. Pero este gesto no fue suficiente para Dessof, que quería que la sinfonía fuera abrevia
da. Sustancialmente la partitura fue devuelta al compositor.
Bruckner no cejó en su intento de lograr una presentación de la obra. Con la ayuda de un patrocina
dor, alquiló la Filarmónica y la dirigió él mismo. A los miembros de la orquesta la obra seguía sin gus
tarles, pero actuaron como profesionales e hicieron lo que mejor pudieron. Como el patrocinador de
Bruckner había pagado por una gran cantidad de ensayos, la función anduvo bien. Y fue muy bien re
cibida, aunque los críticos, no obstante, se quejaron de la música. Bruckner escribió una carta de agra
decimiento a la orquesta.
"Jamás en mi vida podré expresar en palabras y menos aun recompensar todo lo que ustedes hicie
ron por mí ayer con tanta infinita amabilidad y en toda la vasta amplitud de su realización artística en la cual ( si fuera posible) se superaron a sí mismos. Pero al menos puedo intentar expresar mi profun
da emoción y mi infinita gratitud hacia ustedes. Les pido, pues, caballeros, que acepten mi agradeci
miento profundo y sincero.
El compositor pidió permiso para dedicar la sinfonía a la Filarmónica. Como la dirección de la or
questa nunca respondió a la carta, Bruckner decidió dedicar esta sinfonía a Liszt en vez de a la Filar
mónica. A Liszt, Bruckner nunca le había gustado mucho y le escribió una carta de agradecimiento
indiferente. Poco después el compositor húngaro extravió el manuscrito, que afortunadamente encon
tró su camino de vuelta al ofendido compositor de la sinfónía. Aparentemente Liszt jamás se dio cuenta, ni siquiera, de que había perdido la partitura. Finalmente, Bruckner decidió que no le dedica
ría la obra a nadie.
Herbeck, el amigo de Bruckner, sugirió hacer extensos cortes y revisiones, con el propósito de lograr que la Sinfonía fuera más fácil para directores y críticos. Herberck esperaba hacerla más convencio
nal, cuando en realidad esta es la primera obra en la que la singular personalidad musical de Bruckner
emergió por completo. Con toda seguridad, Herbeck lo hacía pensando sinceramente en beneficiar a
Bruckner, pero no era música de la misma magnitud que el compositor y era incapaz de reconocer el
carácter único de su músico. Las dudas propias de Bruckner salieron a la superficie y este, con desga
na, se mostró de acuerdo en eliminar gtrandes secciones y hacer otras modificaciones. De este modo
comenzó la lucha de toda su vida con las revisiones y los amigos bien intencionados que deseaban em
bellecer sus sinfonías.
La nueva versión quedó terminada en 1876. Para entonces Bruckner había terminado las primeras ver
siones de la Tercera, Cuarta y Quinta Sinfonías. Las revisiones posteriores de la Segunda fueron me
nores , de manera que fundamentalmente dos partituras diferentes: la versión original y la revisión de
Bruckner-Herbeck.
Ambas versiones se escuchan actualmente y tanto la una como la otra tienen sus defensores apasiona
dos. La versión original es más equilibrada desde el punto de vista estructural, pero en algunos senti
dos es más cruda. La revisión se hizo cuando el compositor ya tenía más experiencia en escribir para
orquesta y por lo tanto parte de la orquestación es más sonora. Pero los cortes oscurecen algunas de las proporciones formales, de modo que la versión revisada es menos satisfactoria como conjunto. Los sentimientos del compositor mismo no ayudan para nada. Se mantuvo a favor de la revisión en forma terminante, pero quizás lo hizo por lealtad a Herbeck, que había muerto poco después de termi
nada su colaboración. Por otra parte, Bruckner nunca destruyó la partitura original, lo cual podría ha
ber hecho si realmente hubiera creído que era, como la llamaba, nada más que un "arreglo antiguo".
De mi libro "Invitación a la Música de Jonathan Kramer. Foto subida de Internet.
Anton Bruckner
No hay comentarios:
Publicar un comentario