LA MÚSICA Y SU MUNDO

martes, 8 de septiembre de 2020

Sinfonía Número 5 en Re menor, Opus 47 de Dimitri Sostakovich


                                                   Sinfonía Número 5 en Re menor, Opus 47
La Quinta Sinfonía fue compuesta en 1937 y estrenada por la Orquesta Filarmónica de Leningrado, di
rigida por Yevgeny Mravinsky, el 21 de noviembre de 1937.
En 1933 los artistas soviéticos fueron enfrentados por primera vez con la doctrina del realismo socia
lista. Inicialmente una idea literaria, pronto se extendió a las demás artes. El Sindicato de Composito
res Soviéticos imprimió un artículo que intentaba aplicar el concepto a la música. "La principal aten
ción del compositor soviético debe dirigirse a los principios victoriosos y progresivos de la realidad, a todo lo que es heroico, brillante y hermoso. Esto distingue el mundo espiritual del hombre soviético y debe corporizarse en imágenes musicales plenas de belleza y fuerza. El realismo socialista exige una lucha implacable contra las directivas modernistas y negadoras de lo folclórico que son típicas de la decadencia del arte burgués contemporáneo, contra la subordinación y el servilismo ante la cultura burguesa moderna."
No pasó mucho tiempo antes de que la ingenua interpretación del Sindicato de compositores tropeza
ra con la versión del gobierno con respecto al realismo socialista. La ópera de Shostakovich Lady Macbeth de Mtsensk( el personaje del título no está relacionado con el de Shakespeare) había tenido tanto éxito en su estreno de 1934, que posteriormente se la interpretó más de cien veces con la sala lle
na . Pero cuando Stalin asistió a una función en la que se representaba esta ópera, a principios de 1936, abandonó el teatro furioso. Pronto apareció en el periódico oficial Pravda un editorial condenando la
ópera y a su compositor. El artículo, aparentemente dictado por el mismo Stalin era severo:
El oyente es golpeado desde el primer momento de la ópera por un diluvio de sonidos intencionalmen
te  disonantes y confusos. Aparecen fragmentos de melodía, embriones de frases musicales- sólo para
desaparecer otravez, chocando, crujiendo y chillando-. Seguir esta "música" es difícil-recordarla impo
sible. Está creada sobre la premisa de rechazar la ópera...Aquí tenemos confusión "izquierdista" en lugar de música natural y y humana...El peligro de esta tendencia para la música soviética es claro. La
distorsión izquierdista en la pintura, poesía, la enseñanza y la ciencia. Las innovaciones pequeño-bur
guesas llevan a la ruptura con el verdadero arte, la verdadera ciencia, y la verdadera literatura...Todo
esto es grosero, primitibo y vulgar. La música grazna, gruñe y refunfuña y se sofoca así misma a fin de expresar las escenas amatorias en la forma más naturalista posible.
Stalin objetaba la disonancia, aunque esta no era excesiva; objetaba la representación de las masas co
mo sórdidas, pero sin embargo el libreto es esencialmente una despedida a una moralidad rusa prerre
volucionaria. Sin duda lo que más le ofendía era la sexualidad flagrante de la obra, rematada por una
escena de violación en la cual el acompañamiento orquestal es tan sugestivo que ha sido llamado "por
nofonía". E punto importante es que Stalin creía que podía condenar una obra por sus alusiones su
puestamente antisociales. Su poder era mayor que el de un crítico musical: la amenaza de Shostako
vich era muy real. Pronto llegó otro golpe : un artículo de Pravda opuesto a su música de ballet. El compositor, esperando  ser arrestado, tenía preparada una maleta para llevarla a prisión. Temía por su
propia seguridad y la de su hija recién nacida.
Stalin era suficientemente astuto como para comprender el poder político del arte. Repitiendo las 
ideas del realismo socialista, exigía que la música reflejara y de este modo promoviera el espíritu op
timista del pueblo soviético. Estaba totalmente dispuesto a destruir a los artistas individuales-de mo
do literal o figurado- que no cooperaran. Desestimó la música de Shostakovich como "formalista". El
término, estrictamente hablando, se refiere a un arte en el cual  hay más forma que contenido, un arte
que es impotente porque se ajusta a reglas abstractas pero no tiene alma. Pero los políticos soviéticos
utilizaron la palabra para referirse a un arte contrario a los propósitos del partido. Al desestimar la música de Shostakovich por ser formalista, Stalin quería decir que era modernista, decadente, comple
tamente occidentalizada-de todas cualidades consideradas por lider soviético como directamente con
trarias al realismo socialista.
Stalin no llegó a hacer arrestar al compositor, pero Shostakovich sabía demasiado bien que Stalin con
cedía el derecho de trabajar sólo a los artistas que se sometían a su voluntad. A los ojos del gobierno,
Shostakovich era un compositor en desgracia. Este vivió bastante retirado, compuso poco e incluso canceló el estreno de su Cuarta Sinfonía (aunque había tenido diez ensayos)  por temor a que sus cru
das disonancias y complejidades enojaran aun más a Stalin. Shostakovich se ocultó tras la excusa de que era una obra inadecuada, pero cuando finalmente permitió que se tocara en 1962, no le cambió ni una sola nota.
El compositor no escribió casi nada durante más de un año. Por último reunió coraje para producir la Quinta Sinfonía. El subtitulo de esta es irónico:"La respuesta de un artista soviético a la crítica justa.
"La obra toma una nueva dirección, lejos de las complejidades de las obras condenadas, pero no abra
za por completo el optimismo obligado del realismo socialista. La Quinta es una obra trágica, y los so
viéticos habían exigido optimismo en el arte. Denunciaban el formalismo y, sin embargo, la Quinta es
tan rigurosamente formal como cualquiera de las sinfonías de Shostakovich. Querían música folclóri
ca, y no la hay en esta sinfonía. El compositor usó el subtítulo para esconder el hecho de que no se ha
bía dado la vuelta en favor de un arte político estúpido. Un público que incluía los miembros distin
guidos de la sociedad soviética se reunió para escuchar la "respuesta a la crítica justa del compositor en desgracia. Muchos esperaban un escándalo que sellaría su destino para siempre. Pero la sinfonía fue recibida con una respuesta tremendamente favorable. Gran parte del público lloró abiertamente. Lloraran no sólo de alegría sino también en respuesta a la esencial tragedia soviética expresada en la
música. Y lloraron porque se dieron duenta de que sin importar lo que dijera el Pravda, Shostakovich
era su compositor.
Años más tarde recordaba:
Nunca creeré que no hay más que idiotas en todas partes. Deben usar más caras-una táctica de super
vivencia que le permite a uno mantener una decadencia minima. Ahora todo el mundo dice: no sabía
mos, no comprendiamos, creíamos en Stalin. Fuimos engañados, ah, cuan cruelmente fuimos engaña
dos-"Me enojo con esa gente. ¿Quien fue el que no comprendió, el que fue engañado?¿Una vieja le
chera analfabeta?¿El sordomudo que lustraba los zapatos en la plaza Ligovsky? No, parecía gente edu
cada-escritores,compositores, actores- Así era la gente que aplaudió a la Quinta Sinfonía. Jamás cree
ré que un hombre que no entendía nada haya podido sentir la Quinta Sinfonía. Por supuesto que enten
dían. Entendían lo que estaba sucediendo a su alrededor y entendían de que trataba la Quinta.
Incluso el final aparentemente exultante no niega la tragadia que hay en el núcleo de la sinfonía. Shos
takovich respondió, también mucho más tarde, a la crítica de que al final no era una apoteosis;"El re
gocijo es obligado, creado bajo amenaza, como en Boris Grodunov. Es como si alguien le estuviera golpeando a usted con un palo y estuviera diciéndole: " Su deber es el regocijo, su deber es el regoci
jo," y usted se levantara tembloroso y saliera marchando, murmurando: "nuestro deber es el regocijo,
nuestro deber es el regocijo"¿Qué clase de apoteosis es esa? Hay que ser un completo patán para no percibir eso."
Sin embargo, la sinfonía fue un éxito desde el punto de vista de la crítica así como el pueblo. Fue reci
bida con entusiasmo por los artífices de la opinión pública¿ Por qué? ¿Eran tan estúpidos los funcio
narios soviéticos como para no darse cuenta de que Shostakovich no había capitulado realmente? Tal vez. O quizás Stalin creyó que había demostrado su fin amenazando a Shostakovich y que ahora el compositor era útil como inversión nacional. De cualquier modo, la aprobación oficial de su música dejó libre a Shostakovich para componer como quisiera-al menos hasta la siguiente purga.
Resulta claro hoy, ahora que hemos leído las memorias del compositor, que nunca se rindió por com
pleto a las exigencias del realismo socialista. Permitió que sus manifestaciones verbales-muchas de ellas ni siquiera verdaderamente escritas por él- fueran utilizadas como propaganda. Pero sus manifes
taciones musicales estaban llenas de la verdad que él veía: el pueblo soviético estaba oprimido y su optimismo era superficial. Una y otra vez el compositor habló con la verdad en el velado idioma de la
música. Transigió cuando fue necesario aceptando la crítica estúpida, hablando en términos de propa
ganda, retirando composiciones de la interpretación e incluso componiendo vacuidades nacionalistas,
de vez en cuando.Pero jamás transigió en sus composiciones serias.
La Quinta Sinfonía no es una ·"respuesta a la crítica justa". Es en efecto, una respuesta a la crítica, pe
ro como la crítica fue injusta, la respuesta es tanto más apasionada. Curiosamente, Shostakovich estu
vo a punto de revelar la verdad. Un artículo publicado poco antes del estreno contiene la esperada pro
clamación de optimismo, pero sin embargo también se alude a la naturaleza trágica subyacente de la Sinfonía. El artículo se titula: "Mi respuesta de Artista""
El tema de mi sinfonía es el desarrollo del individuo. Consideré al hombre con todo su sufrimiento como una idea central de la obra, que es lírica en cuanto a su estado anímico,de principio a fin. El fi
nal resuelve la tragedia y la tensión de los movimientos anteriores con una nota alegre y optimista.
A veces nos enfrentamos a la pregunta sobre si la tragedia es un género legítimo. Creo que la tragedia
soviética tiene todo el derecho de existir. Pero el contenido debe ser cubierto con una inspiración posi
tiva como por ejemplo, el Pathos afirmador de la vida de las tragedias de Shakespeare.
El largo primer movimiento abre vigorosamente con música imitativa en las cuerdas. Ellas dominan durante un cierto tiempo, estableciendo por lo tanto las grandes proporciones del movimiento. Gra
dualmente se introduce un ritmo de una nota simplemente repetida-una negra seguida por dos cor
cheas- que se convierte en el pulso subyacente de la sección más rápida. El desarrollo crece en densi
dad, intensidad y tiempo. Esta marcha siniestra continúa intensificándose a medida que el pequeño tambor militar toca sin cesar el ritmo del pulso básico. Una nueva manifestación, al unísono, del tema
de la apertura por parte de toda la orquesta constituye el máximo climax.
El scherzo es en parte una parodia de un tema de la Cuarta Sinfonía, que  Shostakovich quizás creye
ra que nunca se interpretaría . Esta música grotesca con trinos de clarinete, solos de violín y trío de ti
po vals, recuerda a Mahler en su estilo más macabro. El movimiento tiene humor que coincide con la
intensidad del primer movimiento, pero no logra liberarse del pathos subyacente.
El movimiento lento, al igual que el primero, se eleva gradualmente  en intensidad. Hay una sección
media bellamente delicada, en la cual el oboe, el clarinete y la flauta por turno tocan una hermosa me
lodía con el simple acompañamiento de un trémolo de violín. Esta melodía regresa al final con una nueva sonoridad deliciosa: armónicos de arpa, más celesta, acompañadas  por un trémolo de violín al
to.
Se suponía que el final debía dispersar o disipar la tragedia de los movimientos anteriores pero, como
finalmente lo reconoció el compositor, su alegría es demasiado forzada para remplazar la tristeza ante
rior. El movimiento está cargado de alegría nerviosa, pues una idea sigue a la otra rápidamente.Los timbales, que abren el movimiento, lo llevan a un cierre triunfal. Quizás este final significa el triunfo personal de Shostakovich ante la presión artística. Foto subida de Internet.
De mi libro "Invitación a la Música" de Jonathan Kramer.









                           

                                 Sinfonía Número 5 en Re menor, Opus 47 de Dimitri Sostakovich










                                                                   
                                                                    
                                                                  Dimitri Sostakovich